SIETE ÁNGELES ESPAÑOLES
1. Llega a mi casa y trae lo que yo espero de otro. A medias le permito mi boca, mi cuello, mi cintura. Su cuerpo se apasiona con el mío. Lo dejo hacer sin oponer resistencia mientras veo por la ventana qué bello está el jardín.
2. Trae lo que no aguardo. Sin preguntar por mis expectativas se limita a entregar lo que tiene para mí reservado. Yo recuerdo historias sin lógica, argumentos de cine y lo abrazo para bailar Siete ángeles españoles en puntas de pie.
3. De este hombre no necesito defenderme. Admito que me complace su cuidado. Con devoción se ocupa de mi sed sin prometer que lo hará mañana. Hago lo mismo con el jardín en estos días de verano.
4. Sin embargo, no sé si lo conozco suficiente. Él se empeña en mostrar uno que sospecho no es para el resto –digamos, lo que está fuera del jardín y la casa- donde yo no soy la que es para el resto.
5. Aprendí a confiar en este hombre. También he aprendido a no saber que espero su llegada. De este modo, cuando viene se parece a la lluvia que nutre el jardín sin dar aviso. Las cosas que me depara no son las previsibles. Hay páginas en blanco entre nosotros. El nudo que nos ata no se ve.
6. Hay palabras que este hombre no dice. Yo leo el silencio y tampoco las digo. Sabemos en qué moneda cobra lo no dicho. Mientras tanto en el jardín las plantas florecen, se marchitan. Hablo de él cuando callo.
7. Este hombre viene a ofrecer lo que yo espero de otro. ¿Lo que me trae a alguien se lo quita? ¿Lo que me es negado en alguien se acumula? Yo recibo de uno, ansío de otro y no sé qué hacer. Sola, en casa, mirando el jardín, escribo para entender.
De “Hacer la de Elvis/Re-escrituras”, Editorial CILC, 2009.
EL TÉ
Cuando Marianne y su madre /Mrs. Moore/ conversan
a través del vapor que se alza de las tazas
algo liviano se instala en el cuadro
por momentos
doméstico
Hablan
como si lo que dicen
antes hubiera sido escrito
“Tendremos que salir bajo el paraguas de nuestro contagio” / propone la anciana
y Miss Moore la consiente
entre cortos suspiros
Mis hijas entran
y escucho sus voces
incorporándose a la escena:
“No te olvides que un hombre debe ser leído
Hay que leerlo / no sólo escucharlo
Su voz no siempre es su palabra”
responde una a la otra
y advierto que hablan
como si lo que dicen
antes
hubiera sido escrito.
De “Libro de Boock”, Ediciones en Danza, Bs. As., 2004.
UN LEÓN EN LA NIEVE
Escribe sobre la mesa de la cocina
en un cuaderno de tapas duras
forrado de rojo.
Anota la fecha
sobre el margen izquierdo
y después cosas como:
Llevar 2 bolsas de cemento a la obra Castelar.
Pagué 200$ a Varela por adelanto del revoque fino.
Vecino: anoche estuve a punto de matarlo.
Es mi padre.
Escribe pero no hace literatura.
Su estilo se remite al registro del caos.
Es mi padre.
Narra sus transacciones con el mundo.
De “La Cuna de Newton”, Ediciones en Danza, 2007.
TEMPORADA DE PÉRDIDAS
El jardinero me avisa que
en la canilla del jardín
hay una rotura
y corre un chorro de agua desde hace días,
que a fin de mes
me va a llegar una factura de locos.
Le agradezco y le cuento que también
pierde
el depósito del baño
y que el tanque intermediario no funciona
y hay un goteo continuo en la conexión,
que, sin duda, cuando vean el medidor
los de la junta vecinal que provee el agua
me van a arrancar la cabeza.
Por mantener la conversación
en un estado cordial
le digo sin pensar:
es mi temporada de pérdidas
y después me doy cuenta de lo dicho
pero de la muerte llevándote, nada,
nada puedo decir.
De “Mansilla”, Ediciones en Danza, 2010.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy buenas poesías!!!
ResponderEliminar"El té" me hace acordar a Midnight in Paris, excelente peli de Woody Allen.
Me gusta esta poeta. De ella tengo "Libro de Boock", conseguido una vuelta en Bariloche, buscando cosas "de la zona". Buenísimo que hayas publicado material, que la difundas, Alejandro. Abrazo desde Córdoba.
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