lunes, 21 de septiembre de 2015

MARIO P. ORTIZ (Bahía Blanca, 1965)

 ESTUDIO Nº 2 - La cafetera


Inicio la exploración del área delimitada.
Encuentro una cafetera enlosada marrón, cubierta de polvo. Está colgada en el alambre tejido que separa el jardín de la zona de las gallinas y la zona de los zapallitos. No se la ve muy deteriorada, pero en la base encuentro un pequeño orificio.

Existe un momento crítico para las fuentes, cafeteras o pavas de este material, y es el de su primera caída, cuando por algún descuido se nos resbalan de las manos acaso mojadas luego de haberlos lavado.En el choque con el piso, se salta una partecita del enlosado y el interior de metal queda al descubierto. Nada detendrá la oxidación que por allí avanza, combustión fría que se manifiesta como manchas anaranjadas, de una voracidad lenta y continua. Cada lavado del recipiente elimina el óxido. Cautelosos,lo secamos bien,sobre todo en la parte herida y nos damos por satisfechos.
Sin embargo, la mancha reaparece, acaso por la misma humedad del ambiente, tan invisible como un virus, y no se detendrá hasta comer toda la delgada capa de hierro fundido y dejar, en los casos ya terminales,un pequeño orificio abierto de lado a lado. Entonces nos damos cuenta, pero ya es demasiado tarde: aquel momento cuando se nos resbaló de las manos supuso el principio del final; en la primera caída ya está la última, esa que lo arroja definitivamente al rincón de los trastos inservibles.
He visto que a algunas fuentes intentaron salvarlas taponando el orificio con soldadura de bronce. Ellas vuelven al uso, pero a un uso si se quiere disminuido, restringido sólo a la intimidad de la comida familiar. A poco de terminar el guiso de papas y de repasar el fondo con un pedazo de pan, emergen los estigmas de un accidente irreversible, un abultamiento dorado como un pequeño tumor. Se ha vuelto impresentable.
Esta cafetera marrón no  se benefició de semejante tratamiento ortopédico. El agujero posiblemente no sería más grande que la cabeza de un alfiler, pero suficiente para filtrar en la mesa un charquito de café.
Y ahora en medio de la lluvia, el sol y las heladas, el óxido continúa su digestión sin que nada lo detenga, tomando cada vez más porciones de metal hasta volverlas delgadas, ínfimas, finalmente invisibles, cáncer inmaterial por donde se cuelan partículas de polvillo. El agujero ya tienen un diámetro 3 o 4 milímetros.
Agarro la cafetera por su manija e inspecciono el interior contra el sol de la tarde; un rayo de luz se filtra desde su fondo y proyecta un círculo dorado que se deshace entre los yuyos, rodeado por un cono de sombra.

Entonces decido elevar el recipiente encima de mi cabeza, hasta ocultar el sol.
Se produce un eclipse de rostro.
En el fondo oscuro de la cafetera veo que aparece una estrella incandescente. El mismo rayo de luz que se proyectaba entre las hojitas se hunde en mi ojo derecho. Creo que podría deshacerlo.

(Una función se descubre mirando con insistencia un objeto hasta que el ojo segregue un liquido caliente y aromático).

  • Cuadernos de lengua y literatura Vol. VI: Crítica de la imaginación pura (2011).

jueves, 6 de agosto de 2015

SUSANA THÉNON (BUENOS AIRES,1935-1991)



CÍRCULO



Digo que ninguna palabra
detienen los puños del tiempo,
que ninguna canción
ahoga los estampidos de la pena,
que ningún silencio
abarca los gritos que se callan.
Digo que e mundo es un inmenso tembladeral
donde nos sumergimos lentamente,
que no nos conocemos ni nos amamos
como creen los que aún pueden remontar sueños.
Digo que los puentes se rompen
al más leve sonido,
que las puertas se cierran
al murmullo más débil,
que los ojos se apagan
cuando algo gime cerca.

Digo que el círculo se estrecha cada vez más
y todo lo que existe
cabrá en un punto.


de Habitante de la nada (1959) según la versión que aparece en La morada imposible (Tomo I), Ediciones Corregidor , Buenos Aires, 2001.

JUANA BIGNOZZI ( BUENOS AIRES,1937-2015)



UNA FOTO DEL MOMENTO


mi vida es un decurso de ceremonias incumplidas
no enterré a mis padres
no tuve hijos
no tengo por delante un abismo en el cual perder mi vida
no pasé de la casa de un hombre a la de otro

en silencio el verdadero
que me sostiene detrás de tanto ruido
preparo una eternidad

esa foto tomada por la amistad de tus ojos
la ceremonia no fallida de mi vida
siempre dirá que estuve viva en un lugar que amaba


EL SUJETO DE LA IZQUIERDA


educada para ser
la magnífica militante de base de un partido
que por no leer la historia de mi país
se ha convertido en polvo no enamorado sino muerto
preparada para una eterna carrera de fondo
tengo ante los ojos una pared impenetrable
detrás de la cual sólo hay
otros 50 años de trabajo y espera


EXTRAÑAS PAREJAS


siempre volví en olor de bienvenida
flores animalitos de mis colores
corazones de papel que son los que me importan
y ahora entro en una casa donde
hay que dar la luz y el agua
y no buscar bebida en vaso limpio no la hay
sólo una voz por el teléfono

he aceptado entrar en una casa a oscuras
para que mi vida no echara raíces en el patetismo


de Interior con poeta (1993) según la versión que aparece en La ley tu ley,Adriana Hidalgo editora,Buenos Aires,2000.

miércoles, 29 de julio de 2015

SUSANA SZWARC (QUITILIPI,CHACO,1954)



De insomnio es que doy vueltas por la casa


I

Hirvió el agua otra vez en la cocina
(Qué raro:no haber escuchado ese zzz
que avisa una temperatura perfecta)

Las hojas con tu letra comienzan a trepar
como en aquel sueño ajeno.
(Dicen que había un ángel que saltaba los escalones:
arriba,más arriba.¿En que parte del Libro está-s?)

Dije: hace viento y vuelo hacia tu letra
Leo en el éter alguna palabra,agarro otra
con la boca.¿Qué decís?¿Qué?¿A mí?


II

El viento me pasó por la ventana y mi madre
se inclina a la mesa.
Le había dicho: escribime una carta en polaco.
-¿Para quién?
-Para el investigador.
-¿Qué le digo?
-Decile que quiero saber de unos muertos.-Decile 
que quiero sabe dónde están.
-Mentile al investigador.Quiero saber y punto,
porque si ya murieron,el no va a ir a buscarlos.

Mi madre corrige mi pensamiento.¿Será ésa
la lengua materna?)
-Léeme, dale, lo que escribiste.
(No puede, cuando pasa a esa otra lengua
pasa también a otro país y sigue,deletrea.-)

III

Tres hojas escribió,las numeró uno dos tres
y esta vez el viento se quitó.Doblé en cuatro
las hojas.¿Me decís en qué libro las guardé?

Si llueve también esta noche,estaré perdida.
Querré que me digas mañana de nuevo.
 Daré más vueltas por la casa.Tu lámpara sostendrá
mi cabeza y yo reiré en la oscuridad.

¿Dónde está la mano sobre la boca,del arco
y el asiento llevado a la plaza?¿dónde la bendición
del que se iba a perder?


En la siesta

I

El calor golpea,me toca el cuerpo
y la presión sube,me sube y yo
desde arriba de alguna cosa,
miro la pequeñez
de la Historia.¿Con cuántas manos
se cuenta la insistencia de la crueldad?
Destila. (La bondad también.)

Sobre el suelo de la cocina,
 como en una isla,
alguien duerme sobre el mosaico.
El aire encendido
hace que manotee,
se cubra con el mantel.

En el camino,los sombreros anchos
cubren rastros de albañiles (por suerte
hoy/hay/trabajo).

Después,ni una mosca.

II

Descendida,entro
al Mariscal que,a esta hora,está
vacío. Igual La música
de la tele
a todo lo que da.

Se abre mi boca,pediría café pero dice:
¿estudiás? La moza,de 17,no
tengo tiempo,ríe.
No puedo cerrar mi boca,que no
calla :¿ganás mucho?,¿tenés campos
 de soja?Ríe más y tampoco.

Deliberan mis pensamientos:¿acaso
la soja destierra el libro? Imágenes
de los desmontes asaltan mi vista.

El pocillo sobre la mesa y el diario
donde leo : en Arkansas,la víspera
de Nochebuena,millones de mirlos
de alas rojas,han muerto.

Conectada a la netbook,te escribo:
no eran la ballena que laYourcenar defendía
ni las trece maneras de contemplar al mirlo.

Haití. (Haití desolada).
Aquí, en la siesta, las nubes no tapan
el calor.¿Habrá pronto en la escuela
agua potable?

Por esta vez
no me desdigo.

Juana,volvé.
¿Qué?
Volvé a estudiar.
Ahora mismo
podríamos preparar
una materia.


Ir y venir


Viene el hombre que me trae la comida
(me gusta pedirla,me gusta abrir el papel
en que la envuelven y dejarla enfriar.
Es otra mujer la que cocina y dos hombres
la reparten por las casas).

Pero este sábado
él me pregunta:¿qué hacés en tus clases?,
quiero leer la poesía de ahora y no entiendo,
me dice.

Entonces lo hago pasar.
Busco los anteojos,busco el cenicero,
y abro a Juárroz primero
y abro a Gianuzzi después.
Me gusta abrirlos así,al azar,en alguna página,
ver cómo saltan las letras.

Café y manzanas leo,mientras la comida
que me trajo este hombre
se enfría más sobre la mesa.

Nos enredamos en esa música ajena
que se nos hace propia y los ojos
del hombre que me trae la comida
se llenan de lágrimas.Entiendo,me dice,
eso que no entiendo,

¿Y Borges? Pregunta,¿creés que podré
con él? Le acerco un pañuelo
de papel y se seca las lágrimas.

Antes de irse él vuelve a preguntar:¿entonces
me hicieron creer que no entiendo?

No entendemos
y ni falta que nos hace.Basta con llevar
             esas frases a la boca.

El hombre que me trae la comida se va.
Yo saboreo lenta los trocitos.


de El ojo de Celan. Alción Editora. Córdoba .2014

jueves, 9 de julio de 2015

DANIEL SAMOILOVICH (BUENOS AIRES,1949)



COLÓN

El Almirante cuenta en su diario
que para no asustar a los marinos
en el cuaderno de bitácora anotaba
cada noche algunas leguas menos
de las que había recorrido.El truco asombra
por su ingenuidad,no parece seguro
que la tripulación midiera en leguas
y no en días su espanto ante el océano.
Más probable parece que el propio Almirante
retrocediera de noche lo andado en el día
como si una negra fantasma le dijera
volvé a casa,paloma,volvé a casa
no hay Asia ahí,ni Indias ni Cipango,
sino un infierno o paraíso
que va a disolverse apenas lo toques.
Deja que sueñe esa tierra un siglo más:
cien años más,quedate en casa.


BACCARAT


Cada año a mediados de mayo
celebramos el día en que nos fuimos de Egipto.
La mesa está cubierta de cosas raras
que tras las fiestas desaparecerán
hasta el año que viene.Son
el fruto amargo de la esclavitud,
los dátiles de la tierra prometida,
el pan que los fugitivos no tuvieron paciencia
de esperar que fuera pan.Mi abuelo traduce
de un libro en francés el relato de la huida,
los dos hijos mayores tienen sus propios libros,aportan
aquí y allá un dato,una precisión.
Pero al pasar por los caireles de cristal
la luz de la araña pierde su calma aparente,
una línea irisada toca los rostros cetrinos
y se enfrentan de pronto tres versiones
de las plagas que castigaron la soberbia egipcia :
si eran langostas o cuervos o ratones
los que invadieron los poblados,
si fue con cal o con sangre de oveja
que Yhavé marcó las casas de los judíos
para que la Muerte se detuviera en el umbral.
Van a buscar más libros,traen diccionarios,
la fiesta se despoja de su traje familiar
para devenir ardua reunión de cabalistas.
Las hijas protestan,
los chicos estiramos las manos hacia los postres.
Confusa,desairadamente,
surge del caos una versión de compromiso.
Los tres la dan por mala y el rencor
precipita el fin de la lectura.Cada año
prometen llegar al siguiente
con un texto perfecto,por suerte no lo hacen,
la fiesta nos hubiera parecido una herejía
sin aquella batalla
ritual.


LA CASA DEL TIGRE


Tenemos una casa en Sudamérica.
Aquí están los perros sin dueño,
el río,las palmeras,el verano,
el arbolito enmarañado
de las rosas silvestres,
las luces diagonales en otoño.
Acá vino a parar la ropa vieja,el silencio
los vasos desparejos,
los miembros más longevos
de razas diferentes,hermanados
por el azar,por un descuido de la muerte.



de  El Mago y otros poemas (Ediciones de la Flor,Buenos Aires,1984) según la versión que aparece en Rusia es el tema - Poemas reunidos 1973-2008 ,Ediciones Bajo la Luna,Buenos Aires,2014



CHRISTIAN HERTEL (CÓRDOBA,1983)



antes iba al cementerio

entrábamos caminando por la calle central
mamá de un lado
papá en el auto

en la cofradía el aire
se estancaba como el mármol

mamá dejaba mis siete años
frente al 594
y se volvía por los pasillos
hasta perderse

sin ayuda
el beso en la foto me costaba

en alguna pileta
mamá reemplazaba las flores viejas
por otras compradas en la calle

ramitas entrando
en un florero de chapa

detallista
decoraba la fachada de granito
sin tapar la foto
ni las fechas de bronce

volvíamos
por diferentes pasillos íbamos
dejando ramitos de colores
reservados para el último

una vecina
un tío gordo
una señora mayor muy seria
(retratos de ninguna voz familiar)

afuera
papá fumaba
apoyado en el capot del 12

creo
creo que mamá
iba por las flores


************************


a mi madre nunca le importó
que mi padre fumara adentro

pero él siguió saliendo

en el patio,bajo las estrellas
demorándose lo más que puede


*************************


en la cueva herrumbrosa
donde el viejo guardián de la casa
afirma su vocación de perro

en la mujer que desteje
siempre el  mismo punto

en la soledad de la sangre
que sirve de mesa

en los primeros años de los hijos

no lo sé,en algo


de Los restos permanentes,Borde Perdido Editora,Córdoba,2015




viernes, 3 de abril de 2015

ANDRÉS NIEVA, VILLA DOLORES, 1973




VACACIONES



Sábado 6 AM.
El auto
da la idea
que rompe el asfalto
mientras sigue el camino al oeste.
Los vehículos
se amontonan
y forman filas indias.
Trepo las Altas Cumbres
y veo los grafitis
en las piedras.

En Mina Clavero
al costado de la ruta
gente con letreros precarios
escritos con marcadores
en cartones
ofrecen sus casa de verano
en alquiler.

Antes de llegar a Cura Brochero
miro Los Cajones
encintados y con letreros
de prohibido bañarse.
Cada año mueren ahogados
turistas.

Dina
me brinda hospedaje en su casa.
su gata Mishina
come hígado de pollo.
Se aburre
y luego atrapa
pequeños lagartos
hasta que se harta
de cazarlos con sus colmillos
y los come.

El canario canta en su jaula,
en una de sus patitas tienen un anillo.
Sobre la copa de un árbol
escucho una reina mora
y en el cielo
jotes planean
indicando que van a comer
un animal muerto.

Los días van tranquilos
y por las tardes camino
a la hora que suenan
las campanas de la iglesia.
por las noches
las calles de la manzana de la plaza
se transforman
en patios de restorán
y las casas del pueblo
quedan desiertas.

En el patio
debajo de la sombra de un algarrobo blanco
leo Umibe no Kafuka de Murakami
y de a ratos miro como Mishina
juega con una viborita
hasta que logra escaparse
entre unas piedras.
Las manzanas maduran en el suelo
crean otra forma de paisaje.

Dina me habla de la sequía
y de que los ríos están llenos de algas.
A la noche,como si alguien
hubiera escuchado
las plegarias de la gente del pueblo,
llueve toda la noche.
A la mañana voy al río y camino por la arena.
El agua parece cristal
y veo como un benteveo canta y toma agua.

En la casa de comidas
Tutto Pollo
un control municipal
encontró
una cabeza de pony en la heladera.
Los turistas
no lo saben.
Hacen media cuadra de cola
y llevan de a dos.

En el auto paseo
por la costa hasta llegar a Merlo.
Paso por la casa del poeta Esteban Agüero
y en Villa Dolores
compro El Amo del Corral de Egolf.

Última noche,
cae una tenue llovizna.
En la plaza
compro dulce de frutillas.

Las vacaciones
se vencieron en la belleza
de pasear sin apuro
y me olvidé del smog
y la locura
que están impregnadas en las grandes ciudades.





Los perros de la lluvia




Fui a la verdulería.
Compré pomelos rosados
y los perros
de la lluvia
lamían mis manos.




La mujer y el perro más viejo del mundo



La mujer más vieja del mundo
pasea con el perro
más viejo del mundo.
Lo lleva sin correa,
su nombre es Satanás.
La mujer más vieja del mundo
sostiene su cuerpo
con un bastón de caña
y el perro más viejo del mundo
camina haciendo ruido
con sus uñas por las veredas.


del libro La casa con tres patios, Ediciones Diatriba, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2014.

jueves, 2 de abril de 2015

SANTIAGO ALASSIA (RAFAELA,SANTA FE,1979)



Fanto



Yo no soy un babacho, no soy un ciruja,
lo que pasa es que tuve algunos problemas :
un palo en la cabeza que me dieron las vecinas
por haberme atrevido a espiar en sus bombachas,
compañeros de la escuela que se iban de mi lado
cuando hacíamos la ronda (decían que mis dedos
estaban arrugados y apestaban a creolina),
un tío un poco idiota que chorreaba las paredes
con el locro del invierno que tragaba a cucharadas
los domingos de mayo.
Y yo nací en mayo y fue domingo, debe ser
que esa mugre de mi tío se prendió en mi cabeza
porque ahora la gente me choca en la ruta
y me deja tirado y me dice babacho.


Está bien que soy pobre y no tengo aparador
ni moto ni casa para guardar chucherías
pero no soy un babacho : me gusta el basural,
esa junta de gomas, costra y carretadas
de arpillera y alambre poco iluminado
por las noches, cuando no pasa nadie,
ni siquiera un ratón, y chupo solitarias
cáscaras de papa, y pienso que vivir
es lo que me gusta, y esperar la tormenta,
y hacer el amor con todo lo que pasa
en mi cabeza : la pelusa
que les crece a los niños al salir de la escuela, el dobladillo
del batón de las abuelas que se arruga cuando esconden caramelos, la pintita
de sangre en el hocico del cuis que escarba una trinchera, la corteza
mojada del lapacho al que me trepo cuando hay viento, las gotas
de la lluvia que me pegan en la cara como agujas,
yo me dejo,
me hago lazo,
me dejo acariciar y meto la piel mía
en todo lo que sea cóncavo en el mundo.


Con trapos de mi madre hice circos en el patio,
tal vez aquello era ser medio babacho,
también hacer teatro y jugar a la mujer,
ponerme vestiditos, pintarme carmesí.
Una noche de verano fui a la calle de travesti,
era carnaval, andaban los muchachos
con rabia entre las piernas y en patota :
me tiraron al suelo, rompieron el vestido
y me dieron de adelante, de atrás y de costado,
me olieron y chuparon por abajo, como perros,
yo quedé temblando y apretado como un pomo.
Se ve que me gustó porque esa noche
durmiendo entre sonrisas soñé con la patota
y caras coloradas de chicos de la escuela
que hacían una ronda y me ponían en el medio.


Hoy duermo en la tapera de campo que me prestan
tapado con mi perra Timotea y un galgo casi afgano
que son hijos como yo del abandono.
Voy por la ciudad hurgando bolsas de pan viejo
para darles de comer. El pan que tira la gente
muchas veces no está feo. Si el pan se pone verde
empiezan a brotar gusanos blancos. Los perros
tienen resistencia en el estómago. Yo no tengo dientes,
no puedo masticar, no puedo sacar débito
ni viajar de vacaciones a la playa,
no quiero ver vidrieras, no quiero comer chicles
ni perfumes importados en mi cuello.
Pero actuar sí me gusta, me divierte
la cara de la gente cuando paso por la plaza
y me gritan "hola Alfredo Alcón,
hacete el medio artista que estamos aburridos."


Si en el aire hay olor a rancho y mandarina
es porque camina contento el medio artista
y los perros lo torean, no lo atiende el verdulero,
y las viejas que hacen cola cuchichean por lo bajo
del olor a desgracia que tiene el medio artista
cuando llega hasta el cine y siente una envidia
por las caras hermosas que ve en los carteles
porque él es maltrecho, su piel tiene manchas,
pero cree que es lindo y va y se enamora
del pelo de Tarzán, su taparrabos,
su pecho duro, y la viejas cuchichean
que vieron al babacho en el cine y se agachaba
para espiarle a Tarzán los cachetes del culo
pero no se daba cuenta que había una pantalla.
Y claro que el babacho no entiende por babacho
pero igual se pregunta
¿cómo hace mi cuerpo que está en el actuar:
arrastra una mugre,arrastra una muerte?


Un tacho que rueda es poesía,puro ritmo,
y teatro : puro impulso que se apaga
como pájaro.
Así que fui de gira
por los pueblos de la zona
con mi carpa de croto.
En Roca armé la escena sobre fardos,
todo el poco publico oscilaba con mi gesto.
En Vila me trajeron una silla majestuosa,
yo la reemplacé por un cajón con telarañas.
También actué un verano en un baldío
pegado al hospital de Rafaela. Había un enfermero
que cruzaba para  verme actuar con las catangas
que corrían por  mi pelo y debajo de la ropa,
de tanto hacerme pis me fue quedando
una roncha asquerosa que al final se me infectó
y ese amable enfermero me tuvo que operar
cortándome los dedos, la mano y todo el brazo,
pero yo fui feliz por no haber abandonado
la escena así nomás,sino con una marca,
así que inauguré
mi propio movimiento :el tacho
del teatro.


Y el tacho del teatro es que rueda por el piso
y nunca tiene miedo de hundirse a cada paso
total todo se hunde y no sabe lo que hace
porque Fanto es el croto del teatro de la mugre,
máquina que grita como un mono carayá
tapado con cacharros y la grasa en la cabeza
que arrastra en madriguera sus bolsas de pan viejo
y el asco de ese gesto le embarra el vestidito a la señora
o chupa unas migajas de chorizo y desordena
las camas de los otros con su olor a lechuzón
que de golpe se aparece en los patios de la gente
con patas de tarántula a mear en las piletas
que vuelve a la tapera con su paso de babacho
el mundo trapo sucio frotándole los tímpanos.


Y a mí, que me gusta la ternura,me hace mal
la costumbre de la gente de este pueblo
que va por la ruta y no me ve, y me choca,
me deja en la banquina, torcida la nariz,
la cara húmeda en la granza. Y mientras oigo
la camilla y sus rueditas que vienen a buscarme
para llevar este cuerpo otra vez al hospital,
pienso
¿cómo voy a hacer teatro así todo tullido,
cómo haré para salir de esta gran enfermedad?


del libro Hueco en el mundo, Baltasara Editora, Rosario,2015

sábado, 28 de marzo de 2015

ENRIQUE SOLINAS (BUENOS AIRES,1969)

                 


  EN VOS CONFÍO



Cuando era chico
en la Iglesia me regalaron
una estampa del Sagrado
Corazón de Jesús.

El rostro joven
no dejaba de mirarme 
a los ojos,
al mismo tiempo que 
la mano santa
señalaba su corazón,

      su corazón,

su corazón:

su corazón como una llama roja;
rodeada de espinas;
su corazón de fuego atravesado
por el mundo y la cruz;
su corazón divino y humano.

Entonces, en ese instante,
me di cuenta de que
el amor de verdad es un  misterio
y que el dolor te hace más hermoso.

Para que brilles
y descubra tu belleza,

siempre,siempre,

siempre el corazón encontrará
una nueva manera de sufrir.




EN EL DESIERTO




Si lo que digo existe porque es cierto
y el resto es simulacro,ensoñación,
imágenes creadas para distraer
la atención del sentido verdadero
y comprobar la certeza
de que todo es incierto,
entonces callaré.

Coseré mi boca
con los hilos bellísimos del sueño
para que las palabras
desconozcan
su destino.

Pequeño corazón,
                           la soledad es esto:
un hombre sumergido
en el interior de su sombra;
en la alta noche.



DISTANCIA



Cae una hoja desde la copa
de un árbol altísimo.
Mis ojos atrapan la imagen
en ese instante lento
y siguen su recorrido.

Esa es la distancia absoluta
que existe 
entre vos y yo.

Esa es la distancia
cuando mi corazón
cae de tus manos

y contra la noche

se estrella.


del libro Corazón Sagrado, Viajero Insomne Editora, Buenos Aires,1994