domingo, 27 de diciembre de 2009

LILIANA LUKIN (BUENOS AIRES,1951)

carta II


mi querida: me dije algún poema tiene que haber
porque hay tanto ruido en el país
y en estos días las metáforas se cumplen


ya casi no hablamos más
que de nosotras: metonimias de un paisaje de guerra
o pequeños predios donde cultivar imágenes de sí


querida: se disuelve mi dogma a medida que amo
y aunque mi dogma sea de una especie razonable
padezco los efectos de esta fatal transformación:


no sé nada ya de aquello que era
pero no olvido tampoco como era aquello ser


una foto de otra época  me muestra como a una muchacha
a la que he conocido:mi nostalgia de ella es infinita
aunque me diga que todo está muy bien y
aunque sea cierto que todo está  (muy bien)  ahora


algún poema tiene que haber me dije: en lugar
de una certeza siempre hay un poema
y en lugar de un poema siempre estoy
escribiendo cartas   como un náufrago al revés:
no corro peligro más que de mí y el mundo
es una isla en  la que sólo puedo sumergirme


mi querida en estos días
en que la filosofía es un murmullo de la edad
sos el ruido de un país en predios secos
donde un poema sería agua de beber








carta III




mi querida: he querido un rincón de olvido
para reposar de hoy y de mirar


tengo el deseo cansado   me decís   y sonrío
porque nada cansa tanto como desear


(cansarse el deseo de sí mismo   de su pura acción
y no tener una descanso: he aquí el problema)


un rincón de olvido he querido: un aire
que me consuele los ojos y me vele : suspiros
para la máquina de estar despierto
un momento
que no vaya ni venga y donde todo sea
suave
como las transparencias de tu perdición
en un campo que concentra


¿detrás de una puerta te quedarías sola
y si cerraras una puerta te quedarías afuera?


de olvido he buscado un amparo
para la lentitud
pero no tener una descanso: he aquí la llave
de entrar y de salir y la llave de la luz
porque  ya se sabe   hermana   no hay
como dormir en brazos para perderse y estar
segura de un reposo que no existe




carta XIV




mi querida: sola como en un país extranjero:
una perdida soy en este momento de esperar    y nada
en este lugar donde todo es familiar lo que me ajena
es tener una sonrisa para el llegar de otro que no viene


una perdida soy y ahora dormiría plegada en mí
cual un ojo que se mira viendo el fondo de un ojo:
la combustión de todo por decirte   a presión en una
obstinada mente girando de uno a otro lado para ver


sabrás sin duda que escribiré una carta
esperarás de este vacío una escritura: cumplo sin más
persistir en la infelicidad de estar perdida   ser
(en un lugar al sol) el hueco de unas letras ruidosas
una voz como música atonal  a mis alrededores ciegos


hermana:  una perdida soy si tenía que encontrarte
y no te encuentro como quien no ha cumplido una prueba
en la carrera de obstáculos que lleva a la princesa
y no pierde (pues los otros obstáculos darán felicidad)
pero ha perdido   y eso escribe


como en un país    una ciudad de un país de un mundo
que no he deseado: mi soledad hace de mí una perdida
¿y nadie esta tarde aliviará la espera   preguntará
lo que hace falta para que deje de escribir?





de Cartas, Ediciones de la Flor,Buenos Aires,1992; según la versión contenida en Obra Reunida,Ediciones del Dock,Buenos Aires,2009.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

MARÍA DEL CARMEN MARENGO (BALNEARIA,1968)



Los mapas.


Recorrerlos todos.


pero cómo hacer
para estar
en el mismo lugar.



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Un hombre 
no sabe del dolor.


Quizás,también,
hay dolores
que nosotros ignoramos.





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La mano,
sobre mí,
abrió un surco
por el que ahora pasan
los minutos,
las horas
y las deshoras.




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Nos fuimos 
sin llevarnos 
casi nada.


Todo se recuperaría.


Cada uno se llevó
un animalito
de los de cristal.




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Fuiste dejando 
tus pedacitos.
Como Pulgarcito,
miguitas de pan,
piedritas
de tu cuerpo,
formando un camino
por el que no volverías.




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Encontrar
en el mundo 
un camino,
como un hilo de barrilete
que nos ate a la tierra.




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Un hilo
pasaba por su cuerpo.
Pasaba por su mano,
pasaba por su pie.
Era la línea que va
de su mano hasta su pie


Como un  ángel malo,
se soltó.



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con tu pie tocabas el suyo
y te unías al hilo.
Con tu mano te aferrabas
como quien tira
del hilo
de un barrilete
y lo arrastra.
Dispuesto a tirar de él
eternamente.







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Tu entrega tuvo 
la forma de una huida




tu llegada





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de El libro de los jardines y los abismos,Ediciones Recovecos,Córdoba,2007

domingo, 20 de diciembre de 2009

LEONOR GARCÍA HERNANDO ( 1955-2001)



La intensidad de las víctimas (fragmento)



no hay buenas palabras
nada para sonreír mientras giran los ventiladores  de
techo.
La boca arruina la espuma de los vasos.
                        no preguntes por la cicatriz en el dorso
de la mano; ¿para qué iniciar una conversación?  otras
lunas han dejado su párpado roto en el cielo sin que nadie
acaricie su herida

                      sótanos para esas sombras de bocas
huidizas
nada que decir  como alguien que aferró su mapa de
los túneles
           así fue que estamos descorazonados
pídeme los ojos alzados sobre los vidrios.En una cámara
nupcial estamos de espejos coronados
entre almohadas de un lupanar   ¿para qué iniciar una
conversación?
¿para qué errar entre palabras como en arrecifes?
abiertos como esa paloma en el pupitre  el foco
colgante sobre las trenzas que se desatan
            así fue que estamos descorazonados
y el sueño inunda nuestras sienes como terrones de un
azúcar negro caídos en el té
                        un fluir hacia el terror.Nada que decir.
Ninguna pregunta que hacer son estos años
el cabello que el viento mueve es todo lo que tiembla
¿para qué dorar la píldora?
                         que un farmacéutico me pida en su cama
y que sea viejo;con lentes donde yo pueda ver los reflejos
de la vida   eso estaría bien
eso sería bueno   ¿para qué iniciar una conversación?
dime tu mentira sin agitación   igual no me importa la
verdad
de musgo helado son las palabras de los sótanos
carne de estrellas frías
luz agria de hotel en la ruta
pobrísimas hojas de un ligustro que crece ante la puerta de
alcobas amantes
            así fue que estamos descorazonados
acariciarnos sin horror y sin respirar. ¿Qué recordarás de este
tatuaje en el muslo,esta "dalia negra"?
Perfume de cosas dejadas se estiran bajo los techos donde
las aspas del ventilador rotan en un calor fastidioso
¿para que iniciar una conversación?
¿para qué demorarnos en un error?
almendras amargas se suceden bajo los párpados,
iguales manos alzan la capucha de piel sobre las nucas
rapadas,
iguales alamnbres atan el corazón como a un animal que va
a ser carneado.

                         ¿qué cuento de tristeza quieres darme,
qué cal       qué casa de expósitos?
Mírame la frente como a la pizarra azul de una cúpula,
tan extraña,tan perdida en ese cielo sin compasión
¿Qué Dios pudo hacer estos sótanos   esta vulgaridad
en las almas
qué Boca nos arrojó de la pasión?     oh,veneno que
duras!
no me dejes sola.No te vayas de mí
feroces son los días
cabellos sin inocencia   enaguas sin temblor  lámpara
que la tormenta agita
aletean como pájaros blancos en el espacio de un bosque
quemado
plumas en las cenizas
            así fue que estamos descorazonados.
así es de sospechoso nuestro impermeable que sacude la
lluvia.Una naturaleza muerta que mueve su aliento
cinematográfico,su atmósfera de conspiración en almacén
cerrado      ¿para qué iniciar una conversación?
bordo "dalias negras"        ceremonias para una muchacha
asesinada en un sótano
nada que preguntar      nada que pedir
esquelas dejadas en letrinas   insinuacioines dejadas a un
contestador automático       blues que gimen en cráneos
vacíos como un órgano en una catedral inundada
sobreentendidos que no pueden explicar ni esos grumos
de ceniza en el mantel
un taco de billar que se te incrusta en la sien y te arroja en
estos sótanos
            así fue que estamos descorazonados
de qué hablar?   Mira mi corazón como un puño cerrado
que quiere golpear
nada de Novios      de muchachos que te corran la silla
nada de sutiles deferencias.Aquí hay aguada para que
descansen las bestias y sigan,en el polvo deshaciéndose;
manada que subyuga la sed y el hastío espanta
nada que retener      un paisaje de cardos,el pobre azul
de esas flores que dilata el calor
será que estoy triste y el estallido de vidrios en el mosaico
acerca aquellos latidos
violáceo crespón escurriéndose entre paredones de
curtiembres
                       eran otros los sótanos      eran otras
torturas
y la memoria,como reducidor de cabezas,aprieta sus
imágenes en cajas cada vez más estrechas


                          ¿qué pedir ahora que pesó tanta sombra
sobre nuestros
suaves vientos estériles?
    ¿qué esperar ahora?La espumosa noche
crece como un mar de lonas negras
y son friolentos los dedos sobre las cucharas de plata,los
dátiles,sobre el lento cabello que la lluvia ilumina
derramado en la espalada
                        de tajos en la lengua son estos años,
de paladares negros de lobos sin idioma
¿para qué iniciar una conversación?        Pídeme la vida que
es tan poca cosa en este país
esta pampa de sótanos donde ningún Señor pregunta a
Caín
                      "¿donde está tu hermano?" 





de  Tangos del Orfelinato/Tangos del Asesinato (1999) según la versión que consta en Poetas Argentinas (1940-1960),Selección y prólogo de Irene Gruss,Ediciones del Dock,Buenos Aires,2006.
                                       

domingo, 6 de diciembre de 2009

ALFONSO SOLA GONZÁLEZ (Paraná,1917 - Mendoza,1975)




POEMA




Y yo no podría decir que aquello fuera así
o tal vez como un sueño,
como una vieja melodía junto al fuego apagado
que alguien recuerda antes de partir.
Pero vi que mi mano caía sobre el rostro de los hombres
y ya no relucía su rubí codicioso
ni era mi mano aquella,sino el miedo
de otros dedos manchados que no eran los míos
y me acercaban otras manos que tampoco
conocían las gracias de la vida.
Y todo se movía o creía estar en un camino hacia los ángeles
y con temor amoroso de las jerarquías,ascendían
todos,despacio.


Sí,ellos también.Todo,todo se movía dichosamente.
Todo quiso decir: el hermano
y el amigo con su viejo sombrero de tiempo
y la casa con el pequeño llamador de hierro,
dulce para el perdido en la noche
entre las estrellas del jardín.


Y era saber cómo se enciende el fuego,
cómo se abre la puerta para el que sólo trae
lentas arcas de olvido.
Y era decir: Tú y yo,caminando por los viejos mercados,
junto a las bestias sacrificadas y los frutos que arden
entre los pobres y los ricos
y la hermosa moneda de impiedad que los separa.


Y todo quería decir ofrecerme a esta vida
que me ha dado estos ojos con que muerto y te miro,
y herirte sin descanso
con la resplandeciente mordedura del hombre
perdido,repartido bajo nubes feroces.


Y sin embargo ascendía entre infiernos,cantando.





ESPEJOS DEL CAOS

a Fernand Verhesen




No me preguntéis por el mar que resuena en el paraíso
ni por sus espumosas arenas suspendidas
en la mirada de antiguos animales luminosos
lamidos por milenios sagrados de inocencia y pavor.
No me preguntéis por la jarra de plata en el desván
ni por la mano que derrama su agua tornasolada
sobre el pelo florecido del muchacho
que vuelve en su caballo
desde lejos;
ni me preguntéis por el templo y sus gradas
ni por sus púlpitos de anatema y de oro,
ni por sus tapiadas criptas donde los huesos giran
con la tierra y el trono de las cosntelaciones.


A veces sólo conozco el rito
de la víbora diáfana
que cae de los helechos misteriosos
y resplandece en la maldad del cielo.


A veces sólo he conocido la casa
donde prevalece el infierno
y la respiración de las negras espumas entre las piedras
y el pájaro que canta quemado por el mar
en la vileza de una rosa iluminada.


Elohin,Elohin,tu sangre ha caído en mis pestañas,
¡oh eternidad de ojos abiertos,rotos
mirando el paraíso,
nada!


Otros,los elegidos os hablarán de un mar azul,soñado
y del barco de sal brillante
encallado en las islas rocosas
y os dirán que el paraíso es
el ruiseñor que estuvo en un verso de Shakespeare.


Llega el ruido de la arena en el atardecer
cuando el desorden y la tristeza de tanta hermosura
rueda por los acantilados
hacia el vacío espléndido y nocturno.


Ah,no,no preguntéis a este lengua cuyo musgo
habéis en otro tiempo conocido
y que apenas supo un día cómo
es una gota de sangre terrestre
perdida en una fuente inmortal.


Más si aún vuestro odio quiere
arrancar de la entraña vidrios ardientes,desperdicios del amor,
preguntad sólo por otras desvastadas memorias de mi vida
y os mostraré una puerta quemada
y las cenizas de una llave oscura.


No esperéis bajo estos puentes la llegada de los justos,
ni las trompetas,ni las legiones de ángeles ardiendo,
ni la lluvia de las violetas sobre
las tumbas de los mártires.
(Bajo los puentes de París
el Sena pasa,oh Mal-aimé)
No esperéis que el girasol del júbilo se encienda
porque ya ardió durante largos meses
y cae ahora entre el zumbido
de las abejas de setiembre.
No esperéis nada de mí
que vengo del jardín matinal,
que he cruzado la juventud
y escribo un poema
para la ceremonia de los salones del atardecer.


(En Buenos Aires hay un hotel donde viví
muchos meses enfermo.
En Buenos Aires está la luna rota
de un poeta asesinado;
está una muchacha que cuidaba mi juventud y mi violencia
en un tiempo que vosostros no habéis conocido;
y está un viento cruel que crece,y crece
cuando el amor engendra su morada infinita
en el desierto errante de los sueños).


No,no esperéis que pueda revelaros nada
del alejado paraíso
pues solitariamente
giro en el polvo,ebrio de lúcido destierro.
Las copas han caído.Elohin,Elohin estoy solo
con una lanza rota en la puerta del mar.


(Iglesia de Sainte Germain-des-Près.
hay una imagen de la Santa Virgen con el Niño
y una leyenda: Consolatrix  afflictorum.
Hay un negro arrodillado que llora
con los brazos alzados hacia el techo.
¿Qué podéis preguntar del paraíso
a este negro que llora entre escamas de plata
en una vieja iglesia de París?


Hay un jardín reseco que rueda por la calle,
que golpea los ojos con su rosa pesada
y una puerta de hierro con mi nombre indescifrable
arrastrada por el viento nocturno
hacia el lejano mar).


La noche trae su cuervo
con una turquesa en el pico.
Me preguntáis y os señalo las viejas cruces de los páramos
donde cuelgan ensangrentados pájaros
y atroces cartas desgarradas por verdugos lejanos.
Y me preguntáis aún y arrancáis de mi corazón
una enterrada gota de nostalgia
que nada sabe de su bien
y apenas ha entrevisto como en el semisueño de la infancia
el errante pavor de las moradas elíseas
y el azulado viaje de los justos.


Y así he llegado hasta vosostros
con números del caos
mezclados con raíces de animales sin uz,
con vértebras del espacio,
con médulas de calor corrompido,
con tinieblas de ángel;
y ante vosotros quemo estas palabras
estremecidas de azar
para responder a vuestro odio,
para arrojar a vuestro ávidos palacios
este óbolo negro donde acaso
estuvo alguna vez el paraíso.




de Cantos a la noche,Editorial de Entre Ríos,Colección Homenajes,1992