martes, 25 de septiembre de 2012

NATALIA LITVINOVA (GÓMEL,BIELORRUSIA,1986)




 

PRÍPIAT



te empujaría lejos, hacia un paisaje limpio.
te llevaría hasta el recuerdo del gusano que mi abuela
partió en dos con una pala y las mitades siguieron vivas.
o hacia el lugar secreto donde unas hormigas escondían sus huevos
y otras se los comían. o al establo de las gallinas y de los cerdos,
cuando quise darle de comer a uno, intentó arrancarme la mano.
o mejor al bosque, donde hay flores, hongos,
radiación y casi no hay recuerdos.



CHERNÓBIL



hay días blancos y días negros.
antes de mi nacimiento, un día negro explotó
y mi abuelo no pudo ver más colores. los que sobrevivieron
pudieron escribir sus nombres en la ceniza y volver
a la oscuridad de su hogar.


(de Todo Ajeno, inédito)



LA PERRA



Me escribió para avisarme sobre la muerte de su perra.
Yo fantaseé con ser perra y muerte. O la muerte de su perra.
Para que él me llore, abrace mi cadáver, mi cuerpo de animal. 
Caigo, extiendo las patas, el espíritu relaja mis músculos al partir. 
El desprendimiento del espíritu es como un calmante.
Detrás de los ojos la vida se escurre en una sucesión de imágenes:
calles, noches, fantasmas, el peligro aburrido de los autos.
Antes de morir, las estrellas entregan su último destello a los charcos.



FLOR ROJA


Me regaló una flor roja, parecida a las margaritas, hermana mayor 
de las manzanillas silvestres, hermanastra malvada para los capullos más tiernos. 
Y se fue para siempre. Esta flor no se marchita. Ni un pétalo cae, su color no palidece.
Cuando duermo, de su tallo brotan flores avasallantes, más listas que las primeras.
Lo veo en mis sueños venenosos.

(Inéditos)

lunes, 24 de septiembre de 2012

RICARDO H. HERRERA (BUENOS AIRES,1949)




1


Un día los presagios enmudecen.
En el sopor del tiempo se adormecen
las voces del jardín.Las susurrantes
hojas del árbol callan.Ultrajantes,
sin secreto, nos miran las esfinges
del sol y de la luna.Si bien finges
que nada ha sucedido,ya estás muerto;
condenado a vagar por un desierto
que arrasa la esperanza y donde el día
se persigue a sí mismo en tu agonía.
Allí, sola, tu vida arriesga su alma
con las palabras.Por la tensa calma
se propaga el suplicio de la espera :
obtener luz donde hay sólo ceguera.



2


El papel, una escena simple y trágica.
Soledad y silencio, a veces mágica
poesía natural.Este es mi pan :
el miedo y la ternura cuando están
vueltos al infinito.Pero ahora
todo calla.La noche no atesora
ni sueños ni deseos.Vuelve el día
y su esplendor no es más que otra ironía
del tiempo. ¡Huir, huir de lo que empieza!
Y me aferro a la silla y a la mesa
buscando lo imposible : que mi vida
acepte este vivir en despedida.
Crece la muerte.Anoto en mi cuaderno
la imagen desolada del invierno.


4


Quizá es sólo espejismo, lejanía
a la que nunca llego. La poesía
se ha vuelto tan difícil como ser.
Igual a la lectora de Vermeer,
ella aguarda en silencio en el desierto
de la ruina del tiempo.Porque es cierto,
no hay palabras que digan nuestra muerte.
Inmóvil y desnuda, en sueños vierte
la luz de la atención. Y su belleza,
absorta en el olvido,me atraviesa
transformada en espera, en incolora
madrugada de invierno.Ya no hay hora,
en medio del error y del fracaso
que no lleve el recuerdo de su paso.



de Imágenes del silencio cotidiano 1998-1999,según la versión que aparece en El espíritu del páramo - Cien poemas - 1977-2009 , Ediciones Del Copista, Córdoba, 2011.

LETICIA RESSIA (PELLEGRINI,PROVINCIA DE BUENOS AIRES,1979)




Rasgadura



Quedarme a mirar
como las moscas
cuando se posan en el lomo de un perro dormido.

Prefiero ser triste a veces.

Tocarte es para mí
una batalla rota por la noche.




La esperanza



Espero.
El sarro sigue acumulándose
en las canillas y el interior de la pava.

La dicha despertará un día
de esos lugares oscuros.

El tiempo también
aguarda algo de nosotros.



Puñal en la arena



Cuando arda el ojo
la rabia de tanto mirar el viaje
será visible

Entonces
mi desierto tendrá
la forma
de un puñal en la arena.



de la selva oscura, Editorial Gráfica 29 de mayo/pan comido ediciones ,Córdoba,2012

miércoles, 19 de septiembre de 2012

MARTÍN MAIGUA (SALTA,1978)




Qué macana, dice la señora
 
mamá le cuenta que hasta hoy
no nos trajeron
la imagen de la virgencita.
Tendría que estar acá, en el comedor
pero nadie vino a dejarla.
En teoría se queda una semana
en cada casa del barrio
y desde ayer le tocaría la nuestra.
Estaba inmunda la vez que la tuvimos.
En esos días venían las vecinas de la cuadra
y rezaban por más de una hora,
toda la semana igual:
papá quedaba solo en la cocina
y yo en mi pieza, con el tele.
Ahora escucho que mamá promete
que apenas la traigan
le va a cambiar el mantito
y espera que esta vez
no la manoseen tanto.



Salimos del bar
 


Se hizo de noche y el paseo de las artes
desarma sus puestos.
El señor de los salames remata lo que queda
gritando a toda voz
en la esquina de siempre.
Te saludo y me saludás,
quedamos en vernos
durante la semana.
Es tarde para buscar algo
que no tenemos.



Temporal
 


Julito aprieta el acelerador a fondo.
No vemos otros autos en la ruta.
La longitud del cemento
se alarga hasta el fin
en una sola línea recta.
Pienso en nuestras vidas
y en este silencio en que el viaje
se ha hundido de a poco
mientras afuera las cosas nos pasan
como relámpagos
en medio de una lluvia.






de El mundo no es más que eso , Editorial Nudista ,Cosquín,Provincia de Córdoba,2010

ARIEL WILLIAMS (TRELEW,PROVINCIA DE CHUBUT,1967)





Del libro La falta de habla (2006, inédito)

I

6
mujeres atando bolsas, haciéndoles nudos gruesos:
de golpe se acuerdan de algo
el anciano cuelga su bicicleta embarrada
en la pared de la cocina
de qué
hombre que vaga por los alrededores
hasta bien anochecido
hombre enterrado hace años bajo una quinta
de choclos: por su osamenta pasaron las sombras
y los olores
y una cara
hombre que vaga en bicicleta
mujeres que cuelgan bolsas en la pared
de la cocina
de qué se acordaron
caras como sombras sonrientes
pasamos por superficies de huesos
pasamos sobre platos pisos camas pasto
las naranjas cuelgan como gritos
anaranjados redondos, de una pared
en un patio
en el atardecer

9
a Agustina

alejarse de la casa en que una niña
salta a la soga
invitados a estar una vez más sobre la tierra
curva
el horario de los colectivos, cambiando
la hora de la cena en la cocina, siguiendo
el hacer jugo de manzanas o peras, continuando
somos caras que pasan circunstancialmente
por delicados huesos anónimos
caras que pasan por otras caras, sonrisas
debajo de los árboles
como el hombre y su hijo, alejarse
de la casa en que una niña salta a la soga
las bolsas de nylon crujen, prendidas
de los alambrados
los guanacos amarillos o rojos pasan como sombras
por el cañadón blanquecino
el colectivo avanza, sombra amarilla, en el calor
de la avenida vacía
la niña salta a la soga y
se repite

16
de dónde vamos a sacar las fuerzas necesarias
los hombres sentados al borde de la ruta
con sus palas corazón de mangos largos
cruza el aire la flota de aviones
que calla los ruidos de la mente
los pulóveres de mangas largas son demasiado
pesados
enTrelew no hay hospital de tuberculosos
enTrelew no hay hospitales de me – cuesta – respirar
en invierno los pájaros huyen
pasa un tractor a la madrugada, qué hace un tractor
tan tarde
y tan temprano
qué vamos a hacer con el cansancio
al atardecer salen las chicas de los comercios
a fumar en la vereda
cruza la avenida una caravana de coches de no – pienso
el viento trae piedras a la madrugada
alguien lame una herida en un patio
un hombre con brazos de manguera
demasiado pesados
para él



Del libro Viajante de comercio (2004 – 2005, inédito)
I
1
Y este vidrio está sucio con qué
lo limpio ah está el pullover azul
pingüino no es lo mejor pero
por lo menos puedo ver qué veo
en el tierral
ahora un trago y seguimos adelante
señor que algún lado llegaremos
mientras haya nafta comiendo tierra
con los dientes afilándose alrededor
de la lengua contraída adentro de
mi maxilar de mono solitario mono
en medio del tierral en una vieja
chevrolet por supuesto y hay que
entrar a los pueblos de barro con chicos
gritones y gallinas colgando de alambres
para los enfermos sangre para la sopa
caldo gordo y colcha y a dormir
medallones de grasa en la barbilla
de los que sufren, cuyos ojos son
los únicos que no duermen en la planicie.

2
Las chicas de las tiendas de la calle principal
salen a patear el hielo enfundadas en los
sobretodos, pálidas como estómagos con los ojos
rasgados por el frío del primer mediodía blanco
sus cuerpos tiemblan de risa de bijouterie
de angustia, claro que no estarán nunca
envueltas en piel de animales salvajes o de
yetis y no mirarán hogueras demasiado grandes
ni tampoco comerán la carne quemada de los
niños – elefante
pero saben puntear el hielo con las botas y
mirar el fondo de la calle a la espera del rubio
mientras pasan rujiendo ebrios los muchachones
delbuick y alguien manosea a alguien en algún
callejón escondido, entre unas tablas, mientras
nadie sabe la paz con que ha cerrado los ojos una vieja
con el cuello envuelto por el pescado frío de la
muerte.

3
Y por qué será que estamos volando con Bettina
la linda a cincuenta centímetros del pedregullo
y vamos con rumbo a los galpones del sector
norte, los ladridos esos vienen del cielo o es que
nuestros cuerpos reverberan como campanas, o resonamos
con el cielo donde ladran los dioses, pesados
aún con el estómago lleno de carne el sueño
del enorme cangrejo rojo en el tambor, la luz
fría de los focos de la calle no pertenece
al dormir o después cuando flotamos sobre
las matas de las canteras lentos siguiendo
el cuerpo filamentoso de unas nubes en el cielo
oscuro nuestras sombras luminosas allá nosotros
con el estómago pesado de cangrejos, la luz
de los focos de la calle no pertenece es el
dormir, entre unos yuyos en la oscuridad de
la noche merodea una mariposa blanca.

4
Por cada pueblo que paso encuentro a la mujer
joven de pelo blanco sentada a la barra con el vaso
alto, algún líquido violeta fosforescente,
que dice que lleva el dios adentro y sonríe
con unos dientes largos marrones de tabaco
negro, dice que siente el peso del dios
adentro y traga el líquido violeta el dios
se lleva como un pedazo de carne difícil
de digerir yo pido lo de siempre al
mismo barman que ya sabe que voy a
pedir lo de siempre y me lo tiene
servido antes de que lo pida pasa
a veces El violinista por la calle y mira
de soslayo, entornando sus ojos blancos, a la
mujer del dios la mirada más pura no
podrá evitar el dolor igual seremos sus
huéspedes y en algún momento saldrá de las
entrañas la gran tenia con ojos humanos,
y volverá a reptar hacia el agua.

OSVALDO BOSSI (CIUDADELA,PROVINCIA DE BUENOS AIRES,1963)



La escuadra

Siempre se portó mal,
midió por su cuenta al mundo
en total desamparo
y desoyendo 
las órdenes de la maestra
que no soportaba tales vértices,
tales ángulos de atrocidad.
Una mañana la utilicé como revólver
y disparé contra el mundo
mi primer rencor.


El sacapuntas

Junto a vos fiel amigo
afilaba las puntas
de mi hambre,agudizaba mi miedo
y mi orfandad.
Con la viruta sobrante
fabriqué cientos de escudos
con lo que vencer la muerte.
Y es el día de hoy
y la muerte aún
no ha podido conmigo.


El lápiz negro

Alto,uniformado
como una desdicha
me impresionó al principio.
Más tarde
comprendí su secreto.
La tristeza que tenía
era por mí.



de Del coyote al correcaminos (1988) según la versión que aparece en casa de viento - antología personal,Editorial Nudista,Cosquín,Provincia de Córdoba,2011

miércoles, 12 de septiembre de 2012

PABLO NATALE (RUTA INTERESTATAL CÓRDOBA-ROSARIO,1980)



Madre en casa


La posición favorita en la que duerme
es de espaldas,los brazos cruzados
casi abrazando la almohada
las piernas una sobre otra
una posición cómoda
gimnástica
siempre que la pienso
en esa posición
también pienso que tiene pantalón corto
y los pies descalzos
como yo
que también duermo solo
abrazado a mi almohada.
Nuestro malestar de familia
nunca fue un grito de guerra
sólo hemos sido gente simple
tratando de dormir.


Álbumes de familia

¿Qué es esto?
Una foto.
¿Y qué es esto en la foto?
Vos te estás yendo,y yo me voy
hacia un lado diferente.
¿La foto es como nuestra casa?
No. La foto no se puede vender
en ella sólo estamos vos y yo.
No es un contrato de nada.
No es un documento de nadie.
La foto no miente.
Claro,papá. Esta foto no miente.
El sol te corta a la mitad como si fueras un ángel.
y yo piso mi propia sombra como un encantador.
¿Y qué más se ve en la foto?
El sol te corta a la mitad como si fueras un ángel
y yo escapo de las sombras encantadoras del tramposo.
Y entro y salgo de una Iglesia
en lo que no hay nadie y estoy solo.
¿Por qué siempre estás solo?
Yo no estoy solo papá,es una foto.
La única en la que salimos juntos.


Joel, II

Pero algunas noches
cerrás los ojos
y aparece otra vez el juego de imágenes :
uno de tus amigos corriendo
cercano al gol
uno de tus músicos preferidos
cantando solo con su guitarra
en una habitación llena de papeles
la bicicleta que usabas para trepar a la montaña
y para dejarte caer
con la mente
cuesta abajo
y después de mirar la bici desde allá
en ese lugar alto y lejano
en el que abrías los ojos
y los volvías a cerrar
sintiendo que ése
y no otro
había sido el momento donde encontrabas y perdías
algo parecido a la felicidad
hasta que más tarde todo se borraba
de manera insegura y definitiva.

 de vida en común,Editorial Nudista,Cosquín,Provincia de Córdoba,2011

martes, 11 de septiembre de 2012

RAFAEL FELIPE OTERIÑO (LA PLATA,PROVINCIA DE BUENOS AIRES,1945)





Las dos proposiciones



Conozco el calor de las llamas,
conozco la corteza donde se oculta la araña,
cuál de los presentes será capaz de resistir,
cuál cederá al influjo de mirarse en el lago.

Conozco las señales,
donde el río se volverá peligroso,
cuándo la corriente empujará mar adentro;
conozco los atajos,los puentes escondidos.

La batalla está ganada,la batalla está perdida :
las dos proposiciones son ciertas.



El Paraíso



El Paraíso estaba aquí ,en la palma de la mano :
era el día azul,era la costa amarilla
lanzando cabos
para empujar la balsa de la mañana.

Estaba aquí : hilaba sombras en un viejo carretel,
sin colmarlo nunca;
hecho,lo devolvía a la corriente,
para empezar de nuevo,con patas de gaviotas.

No un hombre y una mujer tomados de la mano,
no el porvenir,su huracanado hombro,
desprendido de su dolor,
ni el viento de la llanura.

Nuevo,pequeño,temprano :
un vaso llenos de sol en labios de príncipe
(un vaso que debía llenar y cuidar y volver a llenar).
Estaba aquí : temprano.




Canto del Solo



No se debería oír las campanas del atardecer,
si todavía se escuchan las del alba;
ni poner en la paleta varios colores,
si se ha de pintar la luna;
no ir de mañana y de noche a la misma fuente
ni cruzar dos veces el mismo río
ni partir ni volver.

Detenerse,eso se debería,
y oír la nada,el viento.

No hay lugar para el dos,
no al menos en forma simultánea;
hay una opción,pero es sólo una
y llama a las puertas muy temprano;
he perdido la noción de los dos mundos
y nada la reconcilia.

Los tesoros son únicos y están enterrados;
las doce caras del diamante
son,a la distancia,una llama débil
atada por nudos de seda;
las agujas del reloj tienden a unirse en un pináculo
al que nos dirigimos sin descanso.

Una es la espada;una,la herida,
una, la cima en lo alto de la colina,
y en todas brilla una luz única,
que no cede ni se desgasta,
no reposa sobre los números
y permanece impar en la noche estrellada.




de Ágora,Ediciones del Copista,Córdoba,2005.




lunes, 10 de septiembre de 2012

SELVA DIPASQUALE (PROVINCIA DE BUENOS AIRES,1968)






 

DE LA FAMILIA DE LAS OLEÁCEAS


Hay un hilo de agua
que se había ido
de mí
y ahora vuelve:
¿Lo ves?
El brazo

de un río
que retrocede.
Yo misma
estoy adentro
de un recipiente
con agua.
Agua apilada
que circula
en cuadrados
dispuestos
uno arriba de otro
de manera irregular.
Algunos cuadrados
son transparentes,
otros color naranja,
otros miel.
Examino
mi cuerpo
desde afuera,
sin ansiar
nada en particular,
incluso con una mano
sosteniendo el mentón.

Hasta tengo tiempo
de considerar que
debería reunir
todo lo anotado.

Es mi cuerpo
con las pulpas
ensanchadas.

El agua es silenciosa,
cortante.

Te puede parecer
que sangro
pero no,
sólo y por momentos,
me ahogo un poco.






de Antes y después del fresno (en proceso de edición)