Las dos proposiciones
Conozco el calor de las llamas,
conozco la corteza donde se oculta la araña,
cuál de los presentes será capaz de resistir,
cuál cederá al influjo de mirarse en el lago.
Conozco las señales,
donde el río se volverá peligroso,
cuándo la corriente empujará mar adentro;
conozco los atajos,los puentes escondidos.
La batalla está ganada,la batalla está perdida :
las dos proposiciones son ciertas.
El Paraíso
El Paraíso estaba aquí ,en la palma de la mano :
era el día azul,era la costa amarilla
lanzando cabos
para empujar la balsa de la mañana.
Estaba aquí : hilaba sombras en un viejo carretel,
sin colmarlo nunca;
hecho,lo devolvía a la corriente,
para empezar de nuevo,con patas de gaviotas.
No un hombre y una mujer tomados de la mano,
no el porvenir,su huracanado hombro,
desprendido de su dolor,
ni el viento de la llanura.
Nuevo,pequeño,temprano :
un vaso llenos de sol en labios de príncipe
(un vaso que debía llenar y cuidar y volver a llenar).
Estaba aquí : temprano.
Canto del Solo
No se debería oír las campanas del atardecer,
si todavía se escuchan las del alba;
ni poner en la paleta varios colores,
si se ha de pintar la luna;
no ir de mañana y de noche a la misma fuente
ni cruzar dos veces el mismo río
ni partir ni volver.
Detenerse,eso se debería,
y oír la nada,el viento.
No hay lugar para el dos,
no al menos en forma simultánea;
hay una opción,pero es sólo una
y llama a las puertas muy temprano;
he perdido la noción de los dos mundos
y nada la reconcilia.
Los tesoros son únicos y están enterrados;
las doce caras del diamante
son,a la distancia,una llama débil
atada por nudos de seda;
las agujas del reloj tienden a unirse en un pináculo
al que nos dirigimos sin descanso.
Una es la espada;una,la herida,
una, la cima en lo alto de la colina,
y en todas brilla una luz única,
que no cede ni se desgasta,
no reposa sobre los números
y permanece impar en la noche estrellada.
de Ágora,Ediciones del Copista,Córdoba,2005.
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