domingo, 4 de marzo de 2012

JUAN GARCÍA GAYO (BUENOS AIRES,1932)



PALABRAS


Palabra para tocar la manos que de otro modo nunca tocaríamos.
Palabra para afeitarse la cabeza como preparación a la montaña.
Palabra para quien el viento es más visible que el durazno que estoy a punto de comer.
Palabra que no quiere o no necesita distraerse.
Palabra que pretende ocupar el lugar de la vida.
Palabra que va de menor a mayor y vuelve insatisfecha.
Palabra que no interrogaría otras palabras
sin convivir con ellas al menos cuatro estaciones seguidas.
Palabra de los vencidos en esta lucha de inmundicia y terror.
Palabra para un reino machacado de símbolos.
Palabra de las celebraciones ingenuas.
Palabra de aceptaciones y rechazos.
Palabra para que el amor no se entibie ni finja.
Palabra para los ángeles custodios.
Palabra para sentir lo que no se cumplió.
Palabra de la luz donde la muerte pierde la partida.
Palabra tomada por sorpresa,desnuda,este día,
a las seis de la tarde.



LA MESA DE MI COCINA



La mesa de mi cocina es muy pequeña
pero para la mosca que revolotea a mi alrededor es enorme .
Mi mesa es de madera maciza
pero un neutrino puede atravesarla fácilmente sin dejar rastros.
Vista desde el espacio sideral gira,
como todo en la Tierra, a miles de kilómetros por hora.
Si mi mesa de cinco kilos estuviera en la Luna
pesaría solamente dos kilos
y si llegara la campo de una estrella de gran intensidad
pesaría cien mil.
Mi mesa está pintada de blanco (yo mismo la desfiguré)
pero de noche es azul ultramar
y cuando apago la luz desaparece.
Mi mesa se alegra con las conversaciones,
le disgustan la radio y la televisión,
no quiere que esté solo
y prefiere las manchas de vino
a una esponja embebida con detergente.
No sé si sabe algo acerca del Universo,
de la física cuántica,del recalentamiento de la atmósfera,
pero cuando la miro tiernamente,
en un bello lugar del mundo,
dos hermanos que se habían jurado odio eterno
se abrazan.


EL BALANCE DE SUPERMAN



Inmóvil en el hueco del huracán
me acostumbré a seguir naciendo.
Partero de mí mismo,
me alimento de organismos perfectos.
La justicia responde  a mis pulgares
y el peligro afiló mis facciones.
Incursiono en un desfiladero de pantallas
a diez mil pies de altura
con la satisfacción de estar lejos
de la casa donde me dicen que nací.
Llegué a ver a través de los objetos
y a doblar el acero.
Mi reloj de aventuras detecta
a los amigos de verdad.
Las mujeres y los hombres que amé
y me amaron conservan su belleza.
Mi escritor preferido es Michel Onfary.
Puedo vivir sin soluciones.
Tengo 300 pares de zapatos.


de La Casa 10,Tiago Biavez,Buenos Aires,2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario