lunes, 31 de octubre de 2016

SOLEDAD VARGAS (SALTA - 1982)

Elucubraciones en la sala de espera DE UN LABORATORIO DE ANÁLISIS DE ALTA COMPLEJIDAD


Subo el volumen de Juana Molina (esperando a que me saquen sangre) porque no quiero escuchar a la señora que lee la biblia.
Puedo pasar semanas enteras sin pensar en la enfermedad de nombre denso; todavía no tengo esa suerte con él.
Hay 50 personas que van a entregar su sangre antes que yo, ninguno tiene una mueca de esperanza.
Es muy fácil pensar en vos en la sala de espera de un laboratorio.
Qué bien le queda la sonrisa a las señoras de 40 años.
El chico lindo que también espera me miró, sostuvo un poco la mirada, parece de las personas que mira sin activar el simpático. Tiene semblante de turbado, de detenido, su papá está sentado detrás de él (también preocupado) y no se hablan. ¿Estará enfermo el chico lindo?
La señora sigue leyendo a los gritos la biblia (se la lee a una amiga comedida que la acompaño).
Me vuelve el insomnio de anoche, y el llanto desconsolado de mi amiga.
Alta complejidad es todo lo que se siente antes de abrir un sobre de esos que entregan acá.
Los ganglios no pueden ser de los malos.
Yo pienso con el cuerpo sin cabeza.


Pasaron los 50 tristes, es mi turno.


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“Se aprende la distancia
sólo haciendo el recorrido”
lo dijo mientras sus dedos
aceitaban las cuerdas
Anoche quise aprender
de distancias sin recorrerlas
hasta vos y tu única cerveza
Desafiné tanto.
Me despidió y dijo
“uno debe volver a los lugares
que le hacen bien”
No te vi nunca más.


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Los viejos de las Tipas juegan al ajedrez
fuman parliament con algunos tiritos de salbutamol
parece que no extrañan a nadie
Me quedo cerca por si me cuentan el secreto



Estos poemas eran inéditos









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