miércoles, 18 de julio de 2012

ENRIQUE SOLINAS ( BUENOS AIRES,1969)




La casa

La casa está perdida en un jardín
o un jardín esconde en su garganta el hogar que vivimos,
lenguaje elemental,
                              laberinto de piedra,
las ramas de los árboles que abrazan
a ese mundo herido en el costado.
A veces el jardín respira y deja ver
esas paredes que alguna vez fueron de luz.
A veces inventan un mundo sin saber
que no se entra jamás,
que hay que permanecer afuera de la Historia.

La casa está perdida en unos ojos que nunca más veré.
La casa está perdida en esa misma casa.
La casa es una pérdida constante
en cualquier jardín.

La casa es un jardín perdido
en el lugar de la memoria.

 


El Pueblo


En un pueblo muy chico
donde todos nos conocemos los delitos
y la nieve se cae como pintura fresca,
y la nieve se cae como pintura fresca,

                        vivo.

Tengo una casa
con patio, perra y padre,
y un jardín,
y una hermana
que todo el día
se disfraza de noche.

Cuando llega la hora de descansar
nos disparamos con gritos,
pero todos somos malos apuntadores
(NADIE QUIERE MATAR A NADIE AQUÍ).         

Triste es la canción que pasan por la radio
    (golpean a la puerta).
Triste es la canción que viene del jardín.

Nadie atiende.
Golpean a la puerta.

Nos abrazamos
                        porque tenemos miedo.  



Ejercitación

Todas las noches
un hombre nada en la oscuridad.
Su cuerpo desnudo
recorre el cuerpo del cielo.
Ninguna cosa se espera de él
y al mismo tiempo él espera
terminar su rutina
para volver a comenzar
la noche siguiente.

Como un cirujano,
el hombre nada en la noche de la memoria.
Es un bisturí.
Sabe
que la prolija autopsia que realiza
es para que se abran
todas las puertas de la luz.

Entiende el mundo
y por eso exige:
       De ahora en más y para siempre
                    el perdón
          no se convertirá en olvido.
 


1 comentario:

  1. Implacables en su verdad, las bellas imágenes poéticas de Enrique nos empujan de lo cotidiano a los misterios insoslayables de la vida. Gracias por esta presencia, Alejandro.

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