La
casa
La
casa está perdida en un jardín
o
un jardín esconde en su garganta el hogar que vivimos,
lenguaje
elemental,
laberinto de piedra,
las
ramas de los árboles que abrazan
a
ese mundo herido en el costado.
A
veces el jardín respira y deja ver
esas
paredes que alguna vez fueron de luz.
A
veces inventan un mundo sin saber
que
no se entra jamás,
que
hay que permanecer afuera de la
Historia.
La
casa está perdida en unos ojos que nunca más veré.
La
casa está perdida en esa misma casa.
La
casa es una pérdida constante
en
cualquier jardín.
La
casa es un jardín perdido
en
el lugar de la memoria.
El Pueblo
En un pueblo muy chico
donde todos nos conocemos
los delitos
y la nieve se cae como
pintura fresca,
y la nieve se cae como
pintura fresca,
vivo.
Tengo una casa
con patio, perra y padre,
y un jardín,
y una hermana
que todo el día
se disfraza de noche.
Cuando llega la hora de
descansar
nos disparamos con gritos,
pero todos somos malos
apuntadores
(NADIE QUIERE MATAR A NADIE
AQUÍ).
Triste es la canción que
pasan por la radio
(golpean a la puerta).
Triste es la canción que
viene del jardín.
Nadie atiende.
Golpean a la puerta.
Nos abrazamos
porque
tenemos miedo.
Ejercitación
Todas las noches
un hombre nada en la oscuridad.
Su cuerpo desnudo
recorre el cuerpo del cielo.
Ninguna cosa se espera de él
y al mismo tiempo él espera
terminar su rutina
para volver a comenzar
la noche siguiente.
Como un cirujano,
el hombre nada en la noche de la
memoria.
Es un bisturí.
Sabe
que la prolija autopsia que realiza
es para que se abran
todas las puertas de la luz.
Entiende el mundo
y por eso exige:
De
ahora en más y para siempre
el perdón
no se convertirá en olvido.
Implacables en su verdad, las bellas imágenes poéticas de Enrique nos empujan de lo cotidiano a los misterios insoslayables de la vida. Gracias por esta presencia, Alejandro.
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