Lecturas
Y esperabas el arribo de a siesta
para leer tu diario en llamas
en la hueca reposera del silencio
Ya callados los pájaros
bajo amenaza el viento
dominando el motín de los sentidos
te ibas fundiendo a la intemperie
y ni siquiera la llegada de la noche
lograba divorciarte del paisaje
Apetencia voraz de tu intelecto
Genio y figura
Así caías de la tinta a la catrera
con la sola gimnasia de unos párpados
obligados penosamente al sueño
Las brasitas del día arrinconadas al fin
y la rumiada pastura de un periódico.
A Olaf Stapledon
Premios y castigos
Voy sacando las plumas del horno
El pollo ha desaparecido
No sé cómo sigue esto
Los vecinos mienten
Esconden sus miserias en latas de paté
Pagamos la luz a cuentagotas
A cambio nos dan luz a goterones
Otro tanto ocurre con el gas
Los vecinos se mienten
Hace calor dicen
Practican zen yoga tai-chi calistenia
pero no hay sudor que dure cien años
el frío es un rayo muerto
los traspasa de los pies a la cabeza
Todos comemos plumas
En la tele abundan las minutas
El aire se hace raro
No sé como sigue esto.
A Eugeni Zamiatin
Cuerpos dispersos
Los muertos tienen sed
Necesitan de lágrimas para humectar su inexistencia
de lluvias fraudulentas
anegando las pozas donde dicen dormir
Acaso mienten
Les falta agua para el viaje
las cantimploras del recuerdo
con que los convertimos en estampas
de las que no salen más
Son la orilla contenida de la resignación
por vida pagan vida
un escaso salario sin futuro
Los muertos tienen sed
Nunca pasan dos veces por la misma experiencia
por temor a la seca que los transforma en polvo
Gustosos abandonan a esta especie
que los sigue regando de memoria.
A Philip José Farmer
de Las puertas de Tannhäuser - Ediciones El mono armado - Buenos Aires - 2011
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