III
Hay un cuadro de Hooper
que me recuerda caprichosamente
la ciudad en que nací.
Ventanas en la noche.
En primer plano,
por efecto de la luz y de la sombra,
una cadera de mujer y un codo
indican un brusco movimiento
que una de las ventanas recorta.
Es una historia que no necesita
principio ni fin.
La ciudad insiste en aparecer
en la tela del pintor.
También, para mí,
he creado mi propia tela.
No existió antes ni después.
El inmigrante y el desterrado me entienden.
El turista
nunca ha llegado a estas playas.
IX
Debería hablar sobre el mar,
el que la da nombre a la ciudad
tato como que la niega.
El mar - decir por ejemplo - respira.
Suben y bajan,apoyados,tres patos marinos.
Y sobre el ronquido de su sueño
se sostiene el insomnio del pescador.
No está un marinero pensando en las playas
de un vago,lejano,brumosos país....
Me viene en cambio,la imagen del pescador.
De su espera larga en la escollera.
Horas bajo el farol,horas de termo y de radio.
Y el brillo de unos ojos muertos
que traducen la incógnita de otro mundo.
No es el mar,sino una caña en el tiempo.
Debería hablar sobre el mar : El que da nombre
a la ciudad tanto como que la niega.
Decir algo así como Fogwill dice :
"Pero no hay mar : el mar es solo ausencia
en la sílaba mar : pasa el sonido
y queda el hombre frente a un mar que inventa."
Es cierto,no hay sino un invento.
Y sólo fuera del lenguaje
es posible que lo miren y que lo vean.
El Moisés
Una estatua con cuernos,en las tinieblas
de una iglesia.Imagínese.
Se sube por una calle en escaleras de Roma.
venga conmigo,entre y mire en la escultura
el tiempo del mármol,sin la condenación
del acto ni la probabilidad del atentado.
El tiempo se demora sin propósito en esa barba
destrenzada sobre el pecho o en las venas
de un brazo que sujeta las famosas tablas.
Se prohíben las fotos : por favor, no
perpetúe el brillo sobre una superficie mortal.
Sólo la penumbra poseerá al mármol
que parece recién encontrar asiento.
En la blandura de la piedra usted avance
contra lo permitido,con sus manos y sus labios.
Una materia sin alma perdura y habla
del viejo cuento sin fin de la Belleza.
Y no se inquiete demasiado que a la salida
venden postales para decir a sus amigos
que usted ha estado ahí contra toda sospecha.
de Mar del Plata seguido de Otros lugares y viajes - Editorial de la Universidad Nacional del Litoral - Santa Fe - 2012
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