martes, 6 de octubre de 2009

ALDO OLIVA (1927 - 2000 ; Rosario)



Parábola



Este lobo translúcido,este
lánguido andantes un ansia extinguida
no podrá ocultar el matorral
incierto,
la solapada corriente del dolor
donde,sin saberlo,deambula;
no busca el placer sino el ensueño
de existir,a ras de piso,arrastrado
por el alcohólico comezón de la angustia.

Sonríe, a veces, a la altura sin embargo;
como abarcando un círculo de airado ópalo;
cúmulos temibles de cernidas
olas de fuego,berceuse vertida en pizzicatto,
tramando en la sima de la niñez.

Fueron entonces los momentos
en que,exhibiendo su cuchillo,
lo hundió en la juntura de las piedras
de algunas coquetas callecitas;
amasó un cosmos de la tierra fascinada
en el prodigio del principio:con saliva
y orina fue creando la invención del amor.

Y quedó solo.



Contramarcha



¿Quién sabe lo que se derrama
más allá del placer?,¿una cesación
del acabamiento,constantemente
ornado por la coronación de la mente?
¿El mismo límite de ella, digamos,
del conocimiento, negando,
radicalmente la realidad mortal?
La muerte juguetea con su perdurabilidad
de ser.
Las palabras,virtuales de la hondidad
genésica,que se dan en el aromático
temblor del fango en la impulsiva
materia,hacen abrir,en
floración,los aromas ubicuos y
seminales,dominantes,súbitos,
de lo que pudiere ser,más allá de
la flor real,lo que incidido en la
tersura de los límites,en que dolorimos,
por ausencia : eso que nos arrastra a una
curiosa marcha despojada de la
delicia del andar,nos sumerge,nos
ciegala absoluta posibilidad
de la plenitud de lo real absoluto.



Cascada añeja



Ah,días de cólera,años
de titilación en la tiniebla.
Cómo aún perduran
en el impulso agridulce circulante
en mis piernas.Cómo, todavía,
me cercan las erinias-euménides
las sombras de la lenta extinción
en los ojos:ávidos visajes de un rostro,
de un gesto,estelados en
un cosmos más vehemente que
las latencias del vacío.
Torrentes de alcohol huracanado,
arroyuelos donde danza la ausencia
del olvido,anegaron la fuerza
opresiva de la emblemática sagrada:
floral pechazo a la complicidad
del misterio consumido en la palabra.
Un canto ilusorio de lo que no es
(consabida) existencia;tácitos
soles que iluminan la invención,
tenue,firmemente han vuelto.
A su ras,
Permanezco.



de,Ese General Belgrano y otros poemas,Ediciones bajo la luna nueva,Rosario,2000.

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