jueves, 23 de agosto de 2012

EUGENIO MANDRINI (BUENOS AIRES,1936)





Apuntes


El que ve claro en lo oscuro;y el que ve oscuro lo claro y persiste en lo oscuro.
El que dijo adiós y vuelve;y el que dijo no haber dicho adiós y volvió sin haberse ido.
El ciego que proclama ser el único visitante del lado oscuro de la luna,donde todo es tan blanco que ciega;y el otro, que ante un espejo aguarda un corte de sombra o el bienvenido gris.
El perro que traicionó a su especie y aulla al sol.
El que busca una mujer cuyo sexo sea una rosa que perfume cada segundo de la única y última hora;y el que busca un oasis en el sexo de una mujer aunque sepa que el oasis y el sexo y la mujer y el deseo son un solo espejismo;y el que busca una mujer cuyo sexo sea como el infierno de todos los días,helado casi siempre,abrasador a veces,nunca tibio,pero lo esencial es que aparezca todos los días;y el que busca una mujer, sólo eso.
El que tiene cara de ateo y es un ángel que esconde las plumas para no ser enjaulado como un pájaro rabioso.
El que no tienen ni agua de lluvia para apagar su hoguera,ni fósforo para avivarla.
El que ve pasar el mundo a través de la ventana de un bar,ve pasar a los vivos,a los muertos y a los aún por nacer, pero él no está, oh él no está.
El buscador de tesoros que hunde las manos en el misterioso Yukón de los deshechos.
El incorruptible que ya viejo, pregunta: - Espejito,espejito,¿quién fue el más imbécil de estos tiempos?
El que ya no sueña porque ciertos sueños duelen como taparse con una sábana de hormigas;y el que sueña en exceso y sigue de largo en pos de la salvación y se extravía y ya no vuelve.
La que da todo en la oscuridad porque la vieja fisgona de la luz revela más que los espejos las grietas de la desnudez.
La que sabe que está el mar en las olas del caldo de la olla, pero no sabe si ese viaje terminará en un nuevo continente o en un naufragio más.
El que solo piensa en huir de su mujer ,estar en otro país, en otra era, en otra historia,o ser liviano como suspiro de pluma y que el viento sople.
La que solo piensa en huir del que bufa encima de ella,huir tan lejos como hasta no haber nacido,o al menos que no llueva, oh Dios, porque si llueve el bufido se tornará melancólico y es de espanto sufrir, a la vez, piedad y odio.
El pequeño ladrón que huye por los techos para estar cerca de los pájaros y en el próximo salto volar; y el viejo policía que no se atreve a matar a un pájaro sin cielo, pero cuando finalmente dispara grita una pluma allá y en seguida llueven otras.
El que escribió un libro, hizo un hijo y plantó un árbol, pero el agua de los días desdibujó las letras del libro, y una noche el hijo vio a la virgen desnuda y se dio a la locura,y el árbol está ahora habitado por los cuervos hacedores de ceguera.
El poeta desorbitado que busca encontrarle una amante a Dios y saber si sus gritos sonarán con voz de soprano o de bajo cavernoso cuando ella lo engañe con el menos azul de los ángeles y el más parecido al gallo que canta al anochecer.
Apuntes ,solo apuntes del que escribe todo esto ahora que es de noche, y llueve, y el vaso está volcado, y la soledad pregunta a la memoria por qué es todo tan dramático para mí,y la memoria responde :
-Porque la vida,hecha de aire,penetra como alud en las bocas sorprendidas;aunque también podría ser por falta de un relámpago en la sábana.



de Conejos en la nieve, Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2009

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