viernes, 3 de abril de 2015

ANDRÉS NIEVA, VILLA DOLORES, 1973




VACACIONES



Sábado 6 AM.
El auto
da la idea
que rompe el asfalto
mientras sigue el camino al oeste.
Los vehículos
se amontonan
y forman filas indias.
Trepo las Altas Cumbres
y veo los grafitis
en las piedras.

En Mina Clavero
al costado de la ruta
gente con letreros precarios
escritos con marcadores
en cartones
ofrecen sus casa de verano
en alquiler.

Antes de llegar a Cura Brochero
miro Los Cajones
encintados y con letreros
de prohibido bañarse.
Cada año mueren ahogados
turistas.

Dina
me brinda hospedaje en su casa.
su gata Mishina
come hígado de pollo.
Se aburre
y luego atrapa
pequeños lagartos
hasta que se harta
de cazarlos con sus colmillos
y los come.

El canario canta en su jaula,
en una de sus patitas tienen un anillo.
Sobre la copa de un árbol
escucho una reina mora
y en el cielo
jotes planean
indicando que van a comer
un animal muerto.

Los días van tranquilos
y por las tardes camino
a la hora que suenan
las campanas de la iglesia.
por las noches
las calles de la manzana de la plaza
se transforman
en patios de restorán
y las casas del pueblo
quedan desiertas.

En el patio
debajo de la sombra de un algarrobo blanco
leo Umibe no Kafuka de Murakami
y de a ratos miro como Mishina
juega con una viborita
hasta que logra escaparse
entre unas piedras.
Las manzanas maduran en el suelo
crean otra forma de paisaje.

Dina me habla de la sequía
y de que los ríos están llenos de algas.
A la noche,como si alguien
hubiera escuchado
las plegarias de la gente del pueblo,
llueve toda la noche.
A la mañana voy al río y camino por la arena.
El agua parece cristal
y veo como un benteveo canta y toma agua.

En la casa de comidas
Tutto Pollo
un control municipal
encontró
una cabeza de pony en la heladera.
Los turistas
no lo saben.
Hacen media cuadra de cola
y llevan de a dos.

En el auto paseo
por la costa hasta llegar a Merlo.
Paso por la casa del poeta Esteban Agüero
y en Villa Dolores
compro El Amo del Corral de Egolf.

Última noche,
cae una tenue llovizna.
En la plaza
compro dulce de frutillas.

Las vacaciones
se vencieron en la belleza
de pasear sin apuro
y me olvidé del smog
y la locura
que están impregnadas en las grandes ciudades.





Los perros de la lluvia




Fui a la verdulería.
Compré pomelos rosados
y los perros
de la lluvia
lamían mis manos.




La mujer y el perro más viejo del mundo



La mujer más vieja del mundo
pasea con el perro
más viejo del mundo.
Lo lleva sin correa,
su nombre es Satanás.
La mujer más vieja del mundo
sostiene su cuerpo
con un bastón de caña
y el perro más viejo del mundo
camina haciendo ruido
con sus uñas por las veredas.


del libro La casa con tres patios, Ediciones Diatriba, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2014.

jueves, 2 de abril de 2015

SANTIAGO ALASSIA (RAFAELA,SANTA FE,1979)



Fanto



Yo no soy un babacho, no soy un ciruja,
lo que pasa es que tuve algunos problemas :
un palo en la cabeza que me dieron las vecinas
por haberme atrevido a espiar en sus bombachas,
compañeros de la escuela que se iban de mi lado
cuando hacíamos la ronda (decían que mis dedos
estaban arrugados y apestaban a creolina),
un tío un poco idiota que chorreaba las paredes
con el locro del invierno que tragaba a cucharadas
los domingos de mayo.
Y yo nací en mayo y fue domingo, debe ser
que esa mugre de mi tío se prendió en mi cabeza
porque ahora la gente me choca en la ruta
y me deja tirado y me dice babacho.


Está bien que soy pobre y no tengo aparador
ni moto ni casa para guardar chucherías
pero no soy un babacho : me gusta el basural,
esa junta de gomas, costra y carretadas
de arpillera y alambre poco iluminado
por las noches, cuando no pasa nadie,
ni siquiera un ratón, y chupo solitarias
cáscaras de papa, y pienso que vivir
es lo que me gusta, y esperar la tormenta,
y hacer el amor con todo lo que pasa
en mi cabeza : la pelusa
que les crece a los niños al salir de la escuela, el dobladillo
del batón de las abuelas que se arruga cuando esconden caramelos, la pintita
de sangre en el hocico del cuis que escarba una trinchera, la corteza
mojada del lapacho al que me trepo cuando hay viento, las gotas
de la lluvia que me pegan en la cara como agujas,
yo me dejo,
me hago lazo,
me dejo acariciar y meto la piel mía
en todo lo que sea cóncavo en el mundo.


Con trapos de mi madre hice circos en el patio,
tal vez aquello era ser medio babacho,
también hacer teatro y jugar a la mujer,
ponerme vestiditos, pintarme carmesí.
Una noche de verano fui a la calle de travesti,
era carnaval, andaban los muchachos
con rabia entre las piernas y en patota :
me tiraron al suelo, rompieron el vestido
y me dieron de adelante, de atrás y de costado,
me olieron y chuparon por abajo, como perros,
yo quedé temblando y apretado como un pomo.
Se ve que me gustó porque esa noche
durmiendo entre sonrisas soñé con la patota
y caras coloradas de chicos de la escuela
que hacían una ronda y me ponían en el medio.


Hoy duermo en la tapera de campo que me prestan
tapado con mi perra Timotea y un galgo casi afgano
que son hijos como yo del abandono.
Voy por la ciudad hurgando bolsas de pan viejo
para darles de comer. El pan que tira la gente
muchas veces no está feo. Si el pan se pone verde
empiezan a brotar gusanos blancos. Los perros
tienen resistencia en el estómago. Yo no tengo dientes,
no puedo masticar, no puedo sacar débito
ni viajar de vacaciones a la playa,
no quiero ver vidrieras, no quiero comer chicles
ni perfumes importados en mi cuello.
Pero actuar sí me gusta, me divierte
la cara de la gente cuando paso por la plaza
y me gritan "hola Alfredo Alcón,
hacete el medio artista que estamos aburridos."


Si en el aire hay olor a rancho y mandarina
es porque camina contento el medio artista
y los perros lo torean, no lo atiende el verdulero,
y las viejas que hacen cola cuchichean por lo bajo
del olor a desgracia que tiene el medio artista
cuando llega hasta el cine y siente una envidia
por las caras hermosas que ve en los carteles
porque él es maltrecho, su piel tiene manchas,
pero cree que es lindo y va y se enamora
del pelo de Tarzán, su taparrabos,
su pecho duro, y la viejas cuchichean
que vieron al babacho en el cine y se agachaba
para espiarle a Tarzán los cachetes del culo
pero no se daba cuenta que había una pantalla.
Y claro que el babacho no entiende por babacho
pero igual se pregunta
¿cómo hace mi cuerpo que está en el actuar:
arrastra una mugre,arrastra una muerte?


Un tacho que rueda es poesía,puro ritmo,
y teatro : puro impulso que se apaga
como pájaro.
Así que fui de gira
por los pueblos de la zona
con mi carpa de croto.
En Roca armé la escena sobre fardos,
todo el poco publico oscilaba con mi gesto.
En Vila me trajeron una silla majestuosa,
yo la reemplacé por un cajón con telarañas.
También actué un verano en un baldío
pegado al hospital de Rafaela. Había un enfermero
que cruzaba para  verme actuar con las catangas
que corrían por  mi pelo y debajo de la ropa,
de tanto hacerme pis me fue quedando
una roncha asquerosa que al final se me infectó
y ese amable enfermero me tuvo que operar
cortándome los dedos, la mano y todo el brazo,
pero yo fui feliz por no haber abandonado
la escena así nomás,sino con una marca,
así que inauguré
mi propio movimiento :el tacho
del teatro.


Y el tacho del teatro es que rueda por el piso
y nunca tiene miedo de hundirse a cada paso
total todo se hunde y no sabe lo que hace
porque Fanto es el croto del teatro de la mugre,
máquina que grita como un mono carayá
tapado con cacharros y la grasa en la cabeza
que arrastra en madriguera sus bolsas de pan viejo
y el asco de ese gesto le embarra el vestidito a la señora
o chupa unas migajas de chorizo y desordena
las camas de los otros con su olor a lechuzón
que de golpe se aparece en los patios de la gente
con patas de tarántula a mear en las piletas
que vuelve a la tapera con su paso de babacho
el mundo trapo sucio frotándole los tímpanos.


Y a mí, que me gusta la ternura,me hace mal
la costumbre de la gente de este pueblo
que va por la ruta y no me ve, y me choca,
me deja en la banquina, torcida la nariz,
la cara húmeda en la granza. Y mientras oigo
la camilla y sus rueditas que vienen a buscarme
para llevar este cuerpo otra vez al hospital,
pienso
¿cómo voy a hacer teatro así todo tullido,
cómo haré para salir de esta gran enfermedad?


del libro Hueco en el mundo, Baltasara Editora, Rosario,2015

sábado, 28 de marzo de 2015

ENRIQUE SOLINAS (BUENOS AIRES,1969)

                 


  EN VOS CONFÍO



Cuando era chico
en la Iglesia me regalaron
una estampa del Sagrado
Corazón de Jesús.

El rostro joven
no dejaba de mirarme 
a los ojos,
al mismo tiempo que 
la mano santa
señalaba su corazón,

      su corazón,

su corazón:

su corazón como una llama roja;
rodeada de espinas;
su corazón de fuego atravesado
por el mundo y la cruz;
su corazón divino y humano.

Entonces, en ese instante,
me di cuenta de que
el amor de verdad es un  misterio
y que el dolor te hace más hermoso.

Para que brilles
y descubra tu belleza,

siempre,siempre,

siempre el corazón encontrará
una nueva manera de sufrir.




EN EL DESIERTO




Si lo que digo existe porque es cierto
y el resto es simulacro,ensoñación,
imágenes creadas para distraer
la atención del sentido verdadero
y comprobar la certeza
de que todo es incierto,
entonces callaré.

Coseré mi boca
con los hilos bellísimos del sueño
para que las palabras
desconozcan
su destino.

Pequeño corazón,
                           la soledad es esto:
un hombre sumergido
en el interior de su sombra;
en la alta noche.



DISTANCIA



Cae una hoja desde la copa
de un árbol altísimo.
Mis ojos atrapan la imagen
en ese instante lento
y siguen su recorrido.

Esa es la distancia absoluta
que existe 
entre vos y yo.

Esa es la distancia
cuando mi corazón
cae de tus manos

y contra la noche

se estrella.


del libro Corazón Sagrado, Viajero Insomne Editora, Buenos Aires,1994

viernes, 30 de enero de 2015

RAÚL O.ARTOLA (VIEDMA,RÍO NEGRO,1947)




Lo que no se puede explicar no necesita razones. Sólo resiste la formulación poética,que no siempre se compone con palabras. También los silencios,el vacío,dan cuenta del misterio.


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Toda persona brillante tienen un lado flaco,que es siempre el mismo : no sabe cuándo detenerse.

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Hablé tan bien de mí en el pasado que no tuve alternativa : mejorar un poco cada día; mal que me pese.


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Paciencia y astucia, se dicen los que esperan milagros en los que no creen.

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Hay tanto viento que no creo que el día de ayer haya quedado en su sitio,donde estaba anoche cuando me fui a dormir.

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Ningún resultado mejora la oscura e incierta dicha de la víspera.

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de Registro de hora prima - Ediciones La Carta de Oliver - Vicente López-Provincia de Buenos Aires - 2014

miércoles, 28 de enero de 2015

LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO (CÓRDOBA,1979)


El río Awash



Al norte de Etiopía,en la tribu Afar
una mujer camina quinientos metros hasta el río Awash
para traer veinte litros sobre su hombros

A simple vista,parece no costarle esfuerzo
como si antes cargar todo ese peso
hubiese tenido que vaciar su propia sed.




Oscura importancia



Abrí los ojos y ví
el perro que solté a la propia carne
la fatalidad que me dominó con su látigo
la pólvora de los muertos cargada en el arma del vivir
la flacura del grito
la madre arrancada como un brazo

Me vi salivando a la rutina del asco
sacando las manos por la ventanilla de la rabia
Me ví fuerte para lo que no estrangula
puntual para lo que no sosiega
despierta para lo que no se levanta
La niña iba perdiendo nitidez
cuando le acercaba la linternita de los hombres
Yo fui un rostro angelical,una lámpara de kerosene
volcada a la menor verdad
una blusa que perdió su for,su escarapela

y soy incapaz de hacer planes

Qué parte estoy viviendo ahora del espejo
Qué brilla en el sudor de aquel espanto

Haber sido fruto  de la casualidad o la ignorancia
Cómo era mi voz
Qué olvidé adentro de los hombres

Abrí los ojos
encendí la maquinaria del animal doméstico
perdí todos los puntos de vista
abandoné mi oscura importancia

Así como se mastica un autito de plástico
como  se rompe la alcancía de los sueños
llena de monedas falsas
como se arroja un mantel

Así

en lo que tarda una semilla en brotar
en lo que tarda un dios en marcharse.




Bajo el agua y a tientas

"En estos oscuros y silenciosos años..."
Helen Keller



Nací bajo el agua y a tientas
Viví como el oso en la garganta de un zoológico
En mi cara el sol se apoyaba como un muerto
Me decían la milagrosa
la que apretó un cuello y desenterró un farol
para conocer la vibración de las palabras
y atar allí los ojos como espejos
Inventé señas de vida y muerte
en las palmas de los que andaban por el bosque
desmalecé el camino en Alabama
con los dedos
supe lo verde,lo azul,por la firmeza interior de mi deseo
para que pudieran bucear en esa jaula
tuve que coser la tela del abismo
con el hilo más claro de la voz.


de El sueño de Sara Singer - llantodemudo Ediciones - Córdoba - 2014


martes, 27 de enero de 2015

ANTONIO MORO (CÓRDOBA,1955)



XVI


El juego de ponerse límites a sí mismos
es uno de los placeres secretos de la vida,
dijo Chesterton

y recordé mis renuncias que eludieron
las opciones de repetir sólo comodidad,
recordé las sensaciones inconclusas
musitadas en el sueño como una pesadilla
que no puede reunir el cuerpo del despojo,

recorrí mi camino,me extravié
en los cantos de frontera
cuando el mar aleja,acerca
piedras preciosas, zapatos viejos,
un pedazo de remo,

sentí que lo quitado
lo ido de mis días era aquello
que habla de un límite

la muerte prematura de lo inmaduro
girando en el huso
con la arcilla de los días.

Alfarero,no olvides las grietas
del barro horneado sin pasión.


XIX

A Leopoldo Marechal



                ¿Cuándo apagar la luz
equivale a dejar de ver?
¿y encenderla pronunciarse por la llama?

¿La amarra se fortalece con esto?
¿Así devienen la añoranza en apego?

Los nudos que tienen vida
¿al desatarlos,
se alimentan con la fuerza del amor?

Cuando la luz cae en la sombra
aquieta su trabajo,recuerda,
los ápices de su inspiración,nutre
el pulso original de noches y días.

Cuando se enciende
fluye en los bailarines la destreza
  y la oración dedica sus brazos al sol
con una paciencia que los colma.

Unión de la luz e iluminado
uno y otro creador y creado
                                        contemplan
el cable de la amarra y en su extremo
el imperativo de evitarla
como la instrucción
de un dios perfecto,pero pueril.

¿No deberíamos pensar que sólo un dios
añora desprenderse de las amarras?
Tal vez la añoranza sea ese río
donde no importa el color del velamen
ya que el retorno conduce a una casa
abierta a la existencia de los mundos.

¿Será que amor no abandona
sus ciervos perdidos en la oscuridad?


XXIV


Padre,
vos que venís del aire,
memoria del tiempo y canto del benteveo,
mientras doy vueltas bajo el olivo
que podaste una tarde,

te pido
que cuando busque una mirada
no me miren como a un expósito
porque si bien he ayunado muchas veces
lo hice por el placer de la resistencia,

que cuando tienda mis brazos
no me abracen más que a los comunes
porque en mis alforjas
guardo tan sólo papeles,

y cuando quiera hablar
no me escuchen repetir algún credo
que esta boca no simule su ignorancia. 



de Otra sombra en el árbol - Ediciones Letras y Bibliotecas Córdoba - Córdoba- 2013






lunes, 8 de diciembre de 2014

OSVALDO PICARDO (MAR DEL PLATA,1955)


Olvidamos la música en el viejo contestador automático


Hasta una de esas cosas 
que ya no se usan llegó a atrapar
sin que uno se diera cuenta,una partícula
del oscuro universo.
Lo alumbraron por un instante.

Incluso en el contestador
viaja algo de mi madre.Su voz
al otro lado del teléfono,
millones de años luz.

¿Cómo era? En las voces hay una música
pero tarde o temprano olvidamos.
¿Cómo se hace para volver a escuchar?

El sonido regresa vértebra a vértebra
con viejas preguntas
y apura el cuerpo entero por la garganta.
No encuentra palabras. Atraviesa esa frontera
del oído enterrada en la inexistencia.

Y es cuestión de reconstruir el tacto
rugoso de nuestros genes dramáticos,pero
ni siquiera un hijo habla igual que su madre.

Hay más.
Mucho por comprender en una voz olvidada.



Teoría del color alrededor de un significado


Con las lluvias el limón parece más amarillo.
A la sombra.Adentro de la barnizada fronda.
Ni todavía redondo ni todavía arrugado
es un brillo contra un fondo de claroscuros.

Aislado entre lo amargo y lo dulce
resulta un débil latido,ahí,sobre la tierra,
de nuevo aparecido.
Y está a punto de decir algo.

El color de un significado
va cambiando con los días.También
su objeto en la estridencia de la luz
como en un cuadro de Kandinsky.

Lo estoy viendo al final del corredor
donde hay que ir a buscarlo.
Es necesario acostumbrar la mirada
a esa insistencia con que las cosas regresan. 


Receptiva y elemental el agua nunca hace diferencia


Otra mañana la abuela Rosa
te mostró un picaflor muerto.Flotaba
en un balde como una floja espuma.

"No hay otro pájaro igual",te dijo.
"Le prestaron el vuelo y no quiso devolverlo".
Había diluviado por la noche.

Entre rayo y rayo,las sombras
se agigantaron sobre las paredes.
Y reventaron los techos.El mundo
del sueño,se había dado vuelta.

El agua que todo lo recibe
nunca hace diferencia.
En su balanza transparente
cada uno obtiene su auténtico peso.



Del libro 21 gramos, Ediciones En Danza, Buenos Aires, 2014