lunes, 22 de noviembre de 2010

RAÚL VERA OCAMPO ( LA RIOJA,1935)




VERSIÓN ACTUAL DEL EVANGELIO


Los leones no comen carne
de mártir,pasó el tiempo
designado por el signo para vivir
o morir por él sin tener pies
donde estar parados o aferrarse
a un clavo,madero incólume
que limpiaba el mundo
de sus enmohecidas quejumbres
pasó aquel tiempo viste
y nadie te siguió educando allá
en el templo madre de una duda
valedera,motor
de tu amargura,tu histeria
tu versátil hombría
generosa actitud de bien
al prójimo y otros seres indulgentes
que van a dar al mar.

Los leones te miran ahora
viste,con ojos tiernos y melosos
disfrutan después de reunidos
las divisas partes del trueque,
acordados los tratos en moneda
sana para no herir viejas
suscepitibilidades ecuménicas
que arrastran trasnochados
popes con cruces falsas sin saber
que muchos credos caducan
como el vicio;ahora dibujas
volutas con tu cigarro,eres libre
de comerte la carne misma
que desea y desarmarte limpia,
prestamente,a disposición entera
del verdugo sano con carnet
de turno,pero no,viste,los leones
te digo no existen.

Pobladas las calles de ellos
circulan alegres criaturas
con sus faldas levantadas,
no confieses reglas viejas arrumbadas
que despiertan ecos sórdidos
en las mentes inclinadas
predispuestas a escuchar,a ver,
a oír, a sentir siempre la existencia 
de las fieras

Ya no están,no ves,te digo
no se encuentran en las camas
de nadie sino puros vestigios
de rumores,caricias
que no dejan huellas,pasos
perdidos por corredores
del sexo desatados furiosos
pero tan pronto muertos;
no temas,esas fieras,
no crecen en rincones ni suben
las paredes,reposan
sanas todas en la mente
de cualquiera,agitan sus bracitos
limpios en la carne sosa
de cualquiera,despiertan pronto
inconsecuentes en las ganas
de alguien,en la alcoba
de tus niños,en el semen
de sus padres,en la boca
de otras fieras.

No temas,mira,sólo es tiempo
de cambiar los libros,
esas viejas,enigmáticas señales
que esperan el fin,es hora
de levantar los brazos
y recorrer con disimulados
penetrantes y agudos ojos
los colores de esta nueva especie
de leones que se mezclan
y devoran que no dan pan ni aliento,
que nos alzan,crucifican,escupen,tragan
vida,estos leones flamantes,
civilizados;es tiempo sólo
de ponerlos con cuidado,
primorosos,condenados,
en la boca misma del desagüe,
en el cruce violento
de esa especie
sobrenatural de aves
que se nutren de carroña.


de Canción Natural,Editorial Sudamericana,Buenos Aires,1981


viernes, 19 de noviembre de 2010

LUIS BENÍTEZ (BUENOS AIRES,1956)



Una borrachera de Pico della Mirándola



Toda la habitación se mece:
"Como un tirreme en Rodas" comparó un divertido
Antes de errarle al borde de la mesa
Y caer al suelo que quedaba tan lejos,

Allá abajo,lejanísimo,entre nubes de risas.

"Debemos elevar al hombre",susurraba Poliziano,
Grave y a la cabecera como insistió y se empecinó
Su Magnificencia. Y Poliziano tenía los ojos entrecerrados
Y las manos distantes,volantes por el aire.

Sin duda era el girar del centro de la Tierra
Lo que se presentaba entonces con toda su belleza
Y el asombro estaba en deducir por qué
No se volcaba la vajilla,qué contrapeso
Latía en los labrados candelabros,
Qué clavaba las sillas
A la veteada petra serena de las losas,
Porque el placer de deducir,comparar y medir
- Sobre todo las fuerzas invisibles,
Ya no los "·poderes",las fuerzas
Que empujan los higos a salir
Por las puntas de las ramas,
Las fuerzas que van y vuelven del sol,
Las que inclinan las torres poco a poco
Y engastan firmemente los bloques de mármol
En las montañas,las que sostienen
A los pesados pájaros en la cumbre del aire -
El placer de deducir,comparar y medir
Es un placer moderno,lentamente refinado
Como una gota preciosa que siempre
Estuvo a punto de caer sobre el plato sonoro,
Sin otra ayuda que el esfuerzo de unos pocos.
Qué bueno es repartir cada día la cabeza:
Los miércoles bien temprano caminar
Por los alados senderos de la geometría,
Atento y cauteloso como un extraño
Que visita una a una las vertientes
De un valle salvaje.
Tener una tarde mórbida bajo el calor
Que no se sufre en el interior de un portulano,
El que guarde,todavía,las huellas no precisas
De compases que fueron minuciosos,
Y que la noche nos encuentre
Con una manzana verde en el regazo,
A medio vaciar la botella de añejo
(Como acostumbraba a esa hora Domiciano)
Reducido el mundo al incensado hebreo
Que se eleva,seguro de sí mismo,
De unas resquebrajadas páginas triunfantes
Como nosotros sobre el tiempo,
Aunque sea por un rato,de momento.
¿Qué otras inocencias puede permitirse un hombre?
¿O qué otras marcas puede hacerse en la cara?
Para todas las exaltaciones - lo siempre
Necesario,lo cada tanto imprescindible -
Debe suprimirse la comprensión
Del peso leve en el conjunto,
Pues el solo recuerdo de aquello,
Del gran agujero negro,del púlsar
Que te bebe basta para arruinar la fiesta.
Aunque con pesar los modernos debamos
Lamentarnos de no poder escribir
Una larga oda de maldiciones
Al que cien años antes plantó
La encina que casi nos aplasta,
Como podía Quinto Horacio,
Ésta sigue siendo una buena inocencia.
Y Lorenzo que comprende.
¿No es una segunda maravilla
Que alguien pague las cuentas?
Ese florín de oro sólo vale
Lo que pesa en sosiego.
Decirle a Rímini que venga
Y que venga Rímini.
Tomar un florín de plata
De una bolsa mohosa y ver
En su anverso reflejado
El arrugado grosor de unas velas,
Henchidas y ruidosas en su puerto de piedra
Y en el reverso el hombre que baja por la cala
Y que se vuelve y te mira con tu cara,
Antes de internarse en la marea humana
Que inunda la bahía con el parloteo
De su lengua,bárbara.
Esa lengua que dominaremos en el mes entrante,
La que se abrirá para nosotros como una fruta áspera.
Y los jardines de la India entre muros leprosos
Y el perro de jade que nos ha seguido
Desde Pekín,tasado inescrupulosamente,
Y que no importe.
Los rasos y las púrpuras posibles,
Caprichosos como la mujer de un cambista
Ante el espejo ,oscilando
Entre el jubón violeta y la camisa de hilo de oro
(Sin librea,por siempre sin librea)
Para acompañar al Magnífico
A las canteras de sátiros.
La humana bendición es que unas horas
Nos atormente sólo la duda entre un ropaje y otro.
Asegurarse todas las mañanas y también por la tarde,
Como apenas treinta años antes de la época
Se hacía con un rezo,
De que cuando el favor y aun la memoria declinen,
Y el temblor ocultado con vergüenza en lo público
Y negado empecinadamente en privado
Se pronuncie triunfante en las manos
Y mengüen,parejamente,la curiosidad voraz
Por la certeza y el fragor del cuerpo que la anima,
Cuando en el otro paisaje comience aquel crepúsculo
Y sonriamos estúpidos ante un plato de peras
Para luego,discretamente,recobrarnos,
Seguirá habiendo una villa donada por un muerto
Y servidores y caballos aunque termines inválido,
Un grumo de hombre que alguien lleva
Por corredores que son suyos en una silla de manos.
Que el respeto o la pública fanfarronería
Detengan la codicia de los herederos,
Para tal fin da lo mismo,
Y que de vez en cuando te visite un ambicioso muchacho,
Sin duda tan inteligente como pobre
Porque venció mil obstáculos para ver al maestro
Y que te oculte lo que ves de su secreto propósito
Y le perdones lo oculto.Bondadoso,desdeñoso.
Luego con tus últimas fuerzas ayudar al traidor.
Quiera el tiempo que sea digno,de tu sangre.
Y la alegría de volver,querido Pico,
Al mediodía por donde pasó todo esto
Como una nube negra y blanca,ella sí
Indiferente al pescado de Nápoles y otras viandas,
Merced a la enésima copa de bianco
De nuevo en la Toscana donde sonríe
El sol nervioso del presente,
Y que un tímido halagado por Lorenzo
Con su mesa y sus sabios te pregunte
Si es verdad que hablás y lees,soñás
Y escribís en diecisiete lenguas;
Un hombre feliz de la especie que cree
Que ser culto es conocer otros idiomas.
Aquel rotundo sí que duró tantos minutos,
Tu ocurrencia festejada ruidosamente
Por los comensales,no menos dignos del Banquete.
Y la expresión asombrada del buen hombre.
A los veintinueve años,grueso y alto y pelirrojo,
De tan bella y larga cabellera,
Tu catarata de síes te ocultó para siempre
La árida negativa de un cuchillo fundido por Cellini
Y mal lavado por una Giardi o Mondolfo,
Donde sonreía el tétanos y hablaba mejor que vos,
Aquel que llamaba a los griegos
Tras un encontronazo en Ilión.
Felices o infelices y siempre algo minúsculo
Viene a sacarnos del Brueghel,
También nuestra Caverna.


de Manhattan Song - Cinco poemas occidentales,Editorial El fin de la noche,Buenos Aires,2010



domingo, 7 de noviembre de 2010

CARMEN BRUNA (BUENOS AIRES ; 1928)




LOS ESPEJOS CIRCULARES EN CUYA SUPERFICIE SE PIERDE MI ROSTRO




Los espejos circulares en cuya superficie se pierde mi rostro
las arañas de la luz la mordedura de los contrarios
esa vibración de los cuerpos vivos en las comarcas transitorias
esa mirada sutil de las cenizas
todos los matices de la ausencia
que acuden para sollozar entre tus brazos
ese ritmo hipnótico del corazón
hundió en la materia algodonosa de los delirios
la sangre perpleja oprimida entre los opuestos
la imposibilidad de compañía
la ritual conmemoración que no nos rescata de la muerte
y esa transparencia ese hechizo
esa pavesa asfixiada por el rocío.



SER HECHO DE SUEÑOS



Ser hecho de sueños
las hojas nuevas son como vientres de niños nacidos en la espesura
aplanadas
tibias de azúcar
de tierno sol inaugurado
En los primitivos ritos
de las palomas rescatadas penosamente de la culpa
el amor ha muerto asfixiado por los pequeños crímenes
por la gran tristeza de la imaginación
que se quedó ciega
y omitió las torturas animales del espejo
inapresable Lilí Marlene
en el blanco ataúd de los bebés
sollozas quedo por el asesinato de los molinos de viento
y por las náusea de tu paisaje cuidadosamente eludidas
van a suicidarte en la espesura
van a cavar para siempre tu fosa en los almendros
se te han derrumbado las imágenes de las iglesias de la infancia
dios ha sido puesto en tela de juicio.



LAS MEJORES PALABRAS



Las mejores palabras
las palabras recién inventadas
cubiertas por ese musgo mojado
que crece entre las dos y las cinco de la tarde
por esa mano que se tiende impersonal y cautiva
hasta las oquedades del equilibrio
por esa semisonrisa implacable
que anticipa el hallazgo
de las límpidas ceremonias de la resurrección

en el universo perdido nos esperan
los que van redescubriendo las jeraquías del amor
el azar ciego atormentado y tan querido
ese tibio vocablo
que se multiplica a través de los días.


de La diosa de las trece serpientes,Ediciones Filofalsía,Buenos Aires,1986

miércoles, 3 de noviembre de 2010

RODOLFO SCHMIDT (ARGENTINA,1992)




LO QUE DICE  MI MAMÁ


lo que dice mi mamá
palabras,sí,creo que son palabras
actos,no propios
de un cerebro siempre alerta
alerta a las sirenas
al qué habrá pasado

lo habrán chocado
llamále amor,AHORA

Y el celular?
se  lo olvidó
y no vuelve,
es tarde.
Y si lo secuestro el de al lado?
escuchá,mirá

cantan Aurora,voces de comandantes muertos

se la cantan a él,

prisionero en la casa oscura.




EL BICHO


Escuchá,escuchá
dice un niño
lo miro,me detengo.
Escuchá escuchá,
el pajarito,
llora.




BOLETO PICADO


Le cuesta a los muertos entrar al cielo
y más si son días de viento
ya casi ni intentan
buscan algún monobloc
y se quedan a dormir
con las palomas.
Desde lo alto miran
lo que fueron
en la gente en el ruido
y miran lo que no son
las nubes
el sol
todo
en silencio.